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Marième Faye, una anfitriona de altura para la Reina

La primera dama de Senegal arropa a doña Letizia en su primer viaje al continente africano

José Naranjo
La reina Letizia con Marieme Faye Sall.
La reina Letizia con Marieme Faye Sall.Xaume Olleros (Getty Images)
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La recibió a pie de avión y la acompañó en medio de gestos cómplices hasta el salón de honor del viejo aeropuerto de Dakar, donde estuvieron conversando de manera distendida un buen rato. Al día siguiente, le ofreció un almuerzo de honor en el hotel Terou Bi, uno de los más lujosos de la capital senegalesa, donde las aguardaban decenas de personas con pancartas con los rostros de ambas y, posteriormente, fueron juntas hasta la sede de Cruz Roja para conocer un proyecto de defensa de los derechos de la mujer. Marième Faye, esposa del presidente Macky Sall, ejerce estos días de atenta anfitriona de doña Letizia durante su visita a Senegal, el primero como Reina al África subsahariana, para conocer proyectos de la cooperación española.

La imponente presencia de la primera dama, una mujer alta y de sonrisa franca, no pasa desapercibida allí donde va. Nacida en 1969 en la norteña ciudad de Saint Louis en el seno de una familia sin grandes ahogos económicos, fue la cuarta hija de un total de ocho hermanos. Cuando aún era una niña se mudó con ellos a Diourbel, donde pudo terminar un Bachillerato técnico en electrónica que le abrió las puertas de la Universidad. Sin embargo no terminó una carrera que se vio interrumpida por su matrimonio con Macky Sall, siete años mayor que ella, y el nacimiento de su primer hijo. En la actualidad tienen tres, Amadou, Adji e Ibrahima.

Se mueve con soltura ante las cámaras, pero prefiere la discreción del segundo plano. Aseguran quienes la conocen que tiene un carácter firme y decidido. Profundamente religiosa, acompañó a su esposo en los momentos difíciles tras su destitución como primer ministro y durante la campaña electoral de 2012 que le aupó a la Presidencia. Como un fiel reflejo de su tolerante país, en ella confluyen varias etnias: su padre era serer, su madre peul y se crió en un entorno wolof. Quizás por eso es una gran defensora de la tolerancia cultural.

La reina Letizia, se fotografía junto a un grupo de estudiantes de español, durante su visita al Aula Cervantes.
La reina Letizia, se fotografía junto a un grupo de estudiantes de español, durante su visita al Aula Cervantes.Mariscal (EFE)

Al igual que sus antecesoras y en la línea de otras primeras damas en todo el mundo, Mariéme Faye Sall ha encaminado sus pasos públicos hacia los más desfavorecidos a través de su fundación Servir a Senegal. En concreto su trabajo se ha orientado hacia la ayuda a la población que sufre la inundación constante de sus casas en Pikine, a las vendedoras de pescado, a los pacientes que sufren dolencias del riñón y a los peregrinos que van a la Meca y no cuentan con los recursos suficientes para hacerlo en las mínimas condiciones.

El pasado 7 de diciembre, durante la ceremonia de inauguración del nuevo Aeropuerto Internacional Blaise Diagne, su nombre fue coreado y se pudieron ver pancartas con su imagen. Y es que su conocimiento de varias lenguas del país y su profunda fe religiosa encajan a la perfección con el sentir de la mayoría de los senegaleses, sobre todo si se la compara con Viviane Wade, la anterior primera dama, de nacionalidad francesa y un trato más distante. No es extraño ver a Marième Faye en los actos públicos que protagoniza su marido conversar con todos a diestro y siniestro.

Casi siempre ataviada al estilo senegalés, que combina con bolsos de marca y vistosos collares, de Marième Faye suele llamar la atención también sus manos pintadas con henna según la tradición mauritana, una práctica que encuentra sus raíces en su familia materna. Algunos la han comparado a Michelle Obama y otros con la ex primera dama de Costa de Marfil, Simone Gbagbo, pero lo cierto es que Faye Sall parece haber escogido su propio camino. Uno en el que miles de senegalesas se reconocen y se identifican. De momento, muestra en Dakar la reconocida teranga (hospitalidad senegalesa) a su invitada de honor.

Antes de la comida ofrecida por la primera dama, la reina Letizia asistió este martes durante su primer día de visita a Senegal a una reunión con cooperantes y técnicos de la Agencia Española de Cooperación (AECID), en la que pudo conocer el trabajo que desarrollan las más de 20 ONG presentes en el país en materias como la seguridad alimentaria o la gobernanza, y a un emotivo encuentro en el Aula Cervantes, donde estudiantes de español de tres institutos recitaron un pequeño texto del Quijote, leyeron un poema e interpretaron una pequeña obra.

Este miércoles, doña Letizia se desplazará al sur del país para conocer un proyecto de lucha contra la mutilación genital femenina y una granja financiada por la AECID, para el jueves concluir su recorrido con un desayuno con mujeres investigadoras y una visita a un centro de acogida de menores de la calle. Es muy probable que Marième Sall aún tenga tiempo de brindarle una despedida de altura.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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