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Carlos Zanón: cuando el rock y la novela negra se citan en un club

La gran novela sobre Barcelona de este año se llama 'Taxi' y la ha escrito este hombre que ama a Johnny Thunder y a Pepe Carvalho a partes iguales

Aitor Marín
Carlos Zanón posa para ICON con la satisfacción del deber cumplido. Su nueva novela, ‘Taxi’, ya está en las librerías.
Carlos Zanón posa para ICON con la satisfacción del deber cumplido. Su nueva novela, ‘Taxi’, ya está en las librerías.Jacobo Medrano

Publicó sus primeros poemas en 1989 y su primera novela, Tarde, mal y nunca (RBA), en 2009, pero hasta antes de ayer era más o menos corriente que lo confundieran con el popular escritor barcelonés Carlos Ruíz Zafón. “He llegado a firmar libros de él y me ha llegado una señora diciendo: ‘A ver si me gusta tanto como La sombra del viento’. Y yo: ‘Señora, se va a llevar una tremenda decepción’. Espero que poco a poco le vaya pasando a él también”, explica divertido.

Carlos Zanón (Barcelona, 1966) nada tiene que ver con el autor de algunos de los mayores bestsellers españoles de los últimos años, pero a su ritmo ha conseguido tener una voz propia que se mueve entre la novela negra (“pero más en plan El cartero siempre llama dos veces que El sueño eterno”) y la crónica social de una Barcelona que, en Taxi (Salamandra), su nuevo libro, vuelve a ser un personaje más de la historia. “Barcelona tiene unos contornos como muy líquidos. No sabes muy bien qué es. Se imagina más que se piensa”, medita mientras parece que va a perderse en sus pensamientos.

Taxi, con banda sonora del disco triple Sandinista, de The Clash (cada capítulo se titula como una de sus canciones), es la menos negra de todas sus novelas, que en realidad nunca lo han sido del todo. “Cambié de editorial por eso. En RBA, el sello negro estaba muy marcado y yo siempre he hecho una cosa muy en el límite de eso. La violencia en mis libros es un modo que tienen los personajes de cambiar las cosas. Pero en Taxi la violencia no es una herramienta del personaje, sino algo que está ahí. Quería demostrar y demostrarme que soy un escritor, no solo un escritor de género”.

Uno no puede por menos que recordarle que ha aceptado resucitar a Pepe Carvalho, el mítico personaje negro de Manuel Vázquez Montalbán. Se ríe. “Sí, y también dirigir el festival de novela policiaca BCNegra. Bueno, soy todo menos coherente. Hice un esfuerzo enorme para cambiar de editorial y salir de una colección y la siguiente cosa que hago… Vamos, necesito un mánager ya”.

"Hay un momento en la vida en el que te das cuenta de que tu diálogo con los muertos es más potente que con los vivos.Tengo 51 años y empiezo a tener mi propio cementerio indio debajo de los pies"

No se le ve preocupado por las reacciones, aunque es consciente de que le caerá algún que otro palo de los carvalhistas de toda la vida. “Mi versión del personaje no es mimética. Algunos saldrán con cosas como ‘eso él nunca lo hubiera hecho’, ‘él nunca hubiera tratado así a ese personaje’. Pero estamos en 2017. Si quieres hacer un detective que sea vigente y que funcione tienes que adaptarlo. Carvalho no tenía Internet, funcionaba con confidentes y ya está”.

Y también le gustaba mucho comer y cocinar, algo que se refleja en todas su novelas. “Eso es una amargura. Tengo la novela llena de huecos con ‘receta’, ‘restaurante’, ‘come’… He intentado darle una vuelta a esta parte del personaje para llevármelo a mi terreno y escribirlo lo más divertido posible. Yo, como lector, me saltaba esa parte”, confiesa.

Volviendo al libro que nos ha traído aquí, llama la atención la presencia constante de la muerte, no como resultado de una ensalada de tiros o de un rápido movimiento de navaja, sino como algo irremediable. ¿Se está haciendo viejo Carlos Zanón? “No, pero hay un momento en la vida en el que te das cuenta de que tu diálogo con los muertos es más potente que con los vivos. Escuchas canciones, ves películas y lees libros de gente que está muerta, tienes ya tus propios muertos (amigos, abuelos, padres…), tu mundo ya no es el mismo, tu ciudad es distinta, pertenece a otros. Tengo 51 años y empiezo a tener mi propio cementerio indio debajo de los pies”.

Demasiado mayor para triunfar en el rock, su otra gran pasión, aunque ha colaborado en el nuevo disco de Brighton 64, El tren de la bruja. “En el fondo todo el mundo quiere ser una estrella del rock. Escritores, políticos… todos, menos ellos, que quieren que les tomen en serio y llegar a ser algo más. Es la fantasía adolescente de vivir bajo tus propias reglas, un poco como los piratas”.

¿Y de verdad nunca ha pensado en cambiarse el nombre para que no le vuelvan a confundir con Ruiz Zafón? “No, que se lo cambie él, joder”.

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Sobre la firma

Aitor Marín
Es redactor de EL PAÍS. Antes ejerció cargos de diversa responsabilidad en Man, Interviú, Maxim y Quo, entre otras publicaciones. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra. Escribe a veces de cómics porque le hubiera gustado dibujar. Además, es autor de la novela Conspiración Vermú (Suma de Letras).

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