La vía multilateral
Lo bueno de incorporar muchas voces a una negociación es que los bandos se difuminan y los matices emergen
Abandonar la unilateralidad o no hacerlo. Tal parece ser el pequeño gran conflicto interno del independentismo catalán estas semanas. En teoría, la pregunta es sencilla: ¿se está dispuesto a asumir los costes que vienen con una secesión no coordinada con el Estado? En la práctica, la respuesta es difícil: mientras el compromiso discursivo siempre ha sido el de ir a por todas, las decisiones de las últimas semanas indican más bien que no, que hay costes inasumibles. De ahí la salida tangente, un tanto extravagante, que han tomado algunos, como Marta Rovira, de culpar al Estado de su propia estrategia.
Aunque el independentismo es lógicamente el responsable político de los pasos que ha dado hasta ahora, sí hay que tener presente que la unilateralidad es más probable en un contexto de bipolaridad. En los últimos tiempos, el conflicto territorial español se ha resumido en una supuesta dicotomía entre Madrid y Barcelona. Esto no solo ha silenciado institucionalmente a la mitad de catalanes que no comparten el proyecto de secesión; también ha convertido en espectadores al resto de comunidades autónomas, todas ellas poderes constituidos, con voz y voto en el futuro de su país.
Al independentismo la bipolaridad le venía bien, pues le permitía construir su proyecto y su discurso en contraposición a una simplificación de su adversario. Incluso ahora, cuando la batalla se ha perdido, el reductio ad Matritum sigue resultando útil como argumento de campaña que, si no entre extraños, sí funcionará entre los propios.
Pero quizás la pausa reflexiva provocada por los acontecimientos sea un momento propicio para abandonar no solo la estrategia unilateral, sino también el contexto bipolar. Lo bueno de incorporar muchas voces a una negociación es que los bandos se difuminan y los matices emergen. La pluralidad hace las cosas más confusas y difíciles al principio. Pero, además de inclusiva, es también eficaz a la hora de crear acuerdos duraderos. Esto, claro está, siempre que las partes interesadas busquen realmente una solución. Y ninguna de ellas pretenda vivir indefinidamente del conflicto.
@jorgegalindo
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
Más información
Archivado En
- Procés Independentista Catalán
- Opinión
- Artículo 155
- Declaración Unilateral Independencia
- Marta Rovira
- Constitución Española
- Ley Referéndum Cataluña
- Independentismo
- Legislación autonómica
- Legislación española
- Referéndum 1 de Octubre
- Parlamento
- Cataluña
- Generalitat Cataluña
- Referéndum
- Autodeterminación
- Elecciones
- Conflictos políticos
- Gobierno autonómico
- Política autonómica
- Comunidades autónomas
- España
- Administración autonómica
- Legislación
- Política