Libros sobre Zimbabue para el fin de una era
10 títulos para entender el país presidido durante 37 años por Robert Mugabe
Desde 1980 hasta el 21 de noviembre de 2017. Ese es el tramo. Durante ese tiempo han sido muchas las voces que han surgido también a partir de la fuerza de la escritura y han querido expresar y compartir lo que estaban viviendo, lo que observaban y lo que les preocupaba o alentaba. Y siempre bajo el mandato del mismo hombre, durante 37 años, el tiempo que ha permanecido en el poder el único presidente que ha conocido Zimbabue: Robert Mugabe.
Historias de Zimbabue que van desde la época de segregación racial hasta la independencia y la era Mugabe
Hoy damos un obligado repaso a los títulos que han ido surgiendo en el seno de una literatura que merecería mayor eco y difusión, por originalidad y hondura. Ejecutada por un puñado de escritores y escritoras que, revestidos de un talento mágico, nos han ido introduciendo en la vida e historia de Zimbabue en diferentes momentos. Desde la época en la que el país se encontraba bajo un régimen de segregación racial parecido al sudafricano, de la mano de los colonos británicos, hasta la consecución de la independencia y la posterior era Mugabe, que le conoció primero como héroe antes de desembocar en el ser que conocemos hoy en día.
- Mariposa en llamas de Yvonne Vera (Butterfly Burning, 1998). Ediciones B (2000). En catalán, Papallona encesa (Edicions Proa).
Bulawayo (la ciudad). Makokoba (el distrito). Sidojiwe E2 (la calle). Estamos en 1946, tiempo de segregación racial, tiempo de violencia. Los negros no pueden circular por las aceras, la policía realiza redadas y cuelgan rampantes los letreros “Negros no”. Lo negro sobra, estorba. Como única tabla a la que asirse ellos tienen Kwuela, un tipo de música que se perfila como el auténtico lenguaje que puede insuflarles aires de libertad. En este escenario, lleno de dureza, la joven Fefelafi tiene sueños y deseos y ante todo quiere encontrase a si misma.
Yvonne Vera quería ser recordada como “una escritora que no tenía miedo a las palabras y que amaba profundamente a su país”. Su país asomaba en su escritura a través de sus niños, que dejarían atónito a cualquiera con sus historias, y de sus mujeres.
- Condiciones nerviosas de Tsitsi Dangarembga (Nervous conditions, 1985). Icaria Editorial con Intermon Oxfam (2010).
La novela tiene un comienzo sobrecogedor: “No me dolió la muerte de mi hermano”. Esta frase la pronuncia Tambu, la protagonista de esta obra semi-biográfica, considerada todo un clásico y ambientada en Rodesia, así se llamaba Zimbabue, en la década de los sesenta y setenta, cuando era colonia británica. El hermano de Tambu había sido el elegido para acceder a una educación que era lo que ella más ansiaba al contemplarla como la única manera de salir del entorno de pobreza y no–futuro (el que le correspondía a una mujer negra, analfabeta y pobre) que la rodeaba. La muerte accidental de aquel le dará a Tambu la oportunidad que tanto ansiaba, en un mundo en el que la tensión colonizadores-colonizados aflora en muchas páginas.
Son cuatro los retratos de mujer que nos ofrece esta escritora en esta imprescindible novela. Cuatro maneras de intentar salir o no del apretado corsé en el que los hombres, la sociedad, los prejuicios, a veces ellas mismas, tratan de aprisionarlas. La propia Dangarembga supo de ellos: no pudo publicar esta novela en Zimbabue hasta 1988 cuando lo consiguió gracias a “Women´s press”.
- La casa del hambre de Dambudzo Marechera (The house of hunger, 1978). Sajalín editores, 2014.
“Igual que escuchar un grito”, así fue como Doris Lessing describió la lectura de La casa del hambre
“Igual que escuchar un grito”, así fue como Doris Lessing describió la lectura de la novela más conocida del escritor maldito por excelencia del circuito literario zimbabuense. Desde el principio, Marechera nos avoca a contemplar la dureza de unas vidas que navegan en un mar de pobreza y caos, mientras están sumergidas en el magma de la negación total por el color de la piel, reflejo del ambiente asfixiante que imponía la segregación racial y que ahogaba y silenciaba su errante existencia.
Con una estructura (si se puede llamar así) distinta, reflejo del hilo interior del narrador, una especie de voz íntima que se plasma en variados formatos, Marechera creó una nueva manera de escribir, vanguardista y rompedora con lo que se venía haciendo hasta el momento. “Cogí mis cosas y me fui” es el inicio de la novela y, quizás, la frase que mejor defina la actitud vital del protagonista siempre a la búsqueda de aquello que le sacie el hambre de salir de la situación en la que está. No en vano el propio escritor fue un activista que se enfrentó al poder opresor, en pro de la independencia, aunque aquello puso para siempre en precario su interior.
- El peluquero de Harare de Tendai Huchu (The Hairdresser of Harare, 2009). Baphala ediciones, 2016. También en formato e-book.
Se trata de una obra que enlaza con las nuevas narrativas que están cogiendo vuelo desde el continente y que nos hablan de “una África” que también se puede (se debe) leer desde el día a día. Textos que aportan resultados sorprendentemente atractivos, como éste. Podemos tener bastante información acerca de cómo ha sido la vida en Zimbabue la década pasada (Huchu ha expuesto la dificultad de condensar el tiempo entre 2000 y 2009, periodo de la crisis e hiperinflación, en unos pocos meses en los que transcurre la novela), pero mucho menos sobre lo que ha supuesto para la gente que lo ha vivido. Huchu nos acerca a esa gente.
Vimba ve peligrar su estatus de “mejor peluquera de Harare” cuando aparece el joven Dumi. A través de la relación de estos dos personajes, el escritor nos adentrará en los problemas de clase, en los prejuicios, en la conducta arribista y en las dificultades del amor, ya sea no correspondido o entre personas del mismo sexo, en un país gobernado por un hombre que mostró su intención de decapitar a los homosexuales, a los que consideraba “peores que los cerdos”.
- El libro de Memory de Petina Gappah (The Book of Memory, 2015). Editorial Harper Collins, 2017. También en formato e-book.
La narradora de esta obra, con la que Gappah ha conseguido el reconocimiento internacional, es una mujer albina que se encuentra encarcelada en una prisión de máxima seguridad de Harare por el asesinato de su padre adoptivo, un hombre blanco. Gappah es una escritora que pone toda la carga en el lenguaje y su uso, logrando a través de este y sus juegos, adentrarnos en diversos mundos. Por un lado, el universo carcelario para el que se documentó a fondo. Por otro lado, el de la infancia de la protagonista, estupenda la recreación que nos proporciona y que nos traslada de inmediato a Zimbabue. Pero, además, nos invita a indagar en los abismos de dos seres marcados por la sociedad por diferentes motivos, al ser distintos al resto.
Junto a estas cinco obras cabe mencionar otras tantas que aún no han sido traducidas. Hablamos de la multipremiada We Need New Names de No Violet Bulawayo, que muestra la Zimbabue de Mugabe de la última década, con su brutal represión política, desde los ojos de los niños. De Harare North, publicada en 2009 y escrita por Brian Chikwava, que narra la vida de un exiliado político obligado a marcharse a Londres. De la antología Women Writing Zimbabwe, edición de Irene Staunton, que nos enseña y nos da la oportunidad de conocer 15 historias, de otras tantas escritoras sobre sus vivencias tanto en su país de origen como en el extranjero. O del futuro, de la mano de jóvenes escritoras como Panashe Chigumadzi quien ha triunfado con Sweet Medicine (uno de los primeros títulos del sello BlackBirdBooks) o Novuyo Rosa Tshuma quien con Shadow tuvo una gran acogida, al mostrar la vida contemporánea de la gente común de su país. Esa “gente insignificante” que a través de la literatura puede devenir en “masa palpitante” a través de sus “pequeñas historias” que tanto, tanto, nos emocionan.
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