La coincidencia naranja
Compromís y Ciudadanos parten de un mismo punto: priorizar la situación de los ciudadanos dentro de los territorios
Compromís y Ciudadanos son dos partidos que comparten inicial, color corporativo y poco más. Pero ayer hubo una excepción. La votación del cupo vasco en el Congreso dejó a ambos frente al resto. Por motivos distintos, pero en la misma posición.
La decisión de Compromís rompe con una tradición de voto nacionalista coordinado “contra Madrid”, abanderado por autonomías ricas como Cataluña o el País Vasco. El partido se lo puede permitir porque la Comunidad Valenciana ya no pertenece a ese club: mientras en 1980 el PIB per capita valenciano correspondía al 102% de la media estatal, hoy está al 88%. Siendo, además, la que más sufre con el sistema de financiación actual, votar a favor de un privilegio no se antojaba muy lógico para Compromís.
Ciudadanos, por su parte, se distingue del resto de formaciones en que ni tiene responsabilidad de gobierno (como el PP, que necesita la muleta del PNV) ni sufre de electorados heterogéneos, como le pasa a la izquierda estatal de PSOE y UP. Ambos deben conjugar el afán descentralizador de sus votantes en zonas ricas con la lógica resistencia que viene de aquellas que se benefician más de la redistribución. Pero eso no es problema para Rivera, cuya presencia en Euskadi es mínima, y cuyo electorado extremeño o andaluz no se distingue del catalán por albergar aspiraciones territoriales distintas.
La coincidencia naranja es, por tanto, menos casual de lo que pueda parecer. Compromís y Ciudadanos parten de un mismo punto: priorizar la situación de los ciudadanos dentro de los territorios (y, por tanto, de cada territorio en su conjunto) por encima de los derechos adquiridos en negociaciones pasadas. Es probable que este origen común se vuelva desencuentro a la hora de discutir soluciones: ayer los valencianos decidieron no apoyar la enmienda a la totalidad de Ciudadanos. Pero el hecho de que sean tan distintos da más valor a la coincidencia, y a la veta que se abre. Una a la que, en teoría, debería sumarse todo aquel que se presuma de centro y, sobre todo, de izquierda: la necesidad de un sistema de financiación autonómica más redistributivo. Y por ello más justo. @jorgegalindo
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.