_
_
_
_
CLAVES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La coincidencia naranja

Compromís y Ciudadanos parten de un mismo punto: priorizar la situación de los ciudadanos dentro de los territorios

Jorge Galindo
Albert Rivera y la vicepresidenta valenciana Monica Oltra en el Congreso.
Albert Rivera y la vicepresidenta valenciana Monica Oltra en el Congreso. Uly Martín

Compromís y Ciudadanos son dos partidos que comparten inicial, color corporativo y poco más. Pero ayer hubo una excepción. La votación del cupo vasco en el Congreso dejó a ambos frente al resto. Por motivos distintos, pero en la misma posición.

La decisión de Compromís rompe con una tradición de voto nacionalista coordinado “contra Madrid”, abanderado por autonomías ricas como Cataluña o el País Vasco. El partido se lo puede permitir porque la Comunidad Valenciana ya no pertenece a ese club: mientras en 1980 el PIB per capita valenciano correspondía al 102% de la media estatal, hoy está al 88%. Siendo, además, la que más sufre con el sistema de financiación actual, votar a favor de un privilegio no se antojaba muy lógico para Compromís.

Ciudadanos, por su parte, se distingue del resto de formaciones en que ni tiene responsabilidad de gobierno (como el PP, que necesita la muleta del PNV) ni sufre de electorados heterogéneos, como le pasa a la izquierda estatal de PSOE y UP. Ambos deben conjugar el afán descentralizador de sus votantes en zonas ricas con la lógica resistencia que viene de aquellas que se benefician más de la redistribución. Pero eso no es problema para Rivera, cuya presencia en Euskadi es mínima, y cuyo electorado extremeño o andaluz no se distingue del catalán por albergar aspiraciones territoriales distintas.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

La coincidencia naranja es, por tanto, menos casual de lo que pueda parecer. Compromís y Ciudadanos parten de un mismo punto: priorizar la situación de los ciudadanos dentro de los territorios (y, por tanto, de cada territorio en su conjunto) por encima de los derechos adquiridos en negociaciones pasadas. Es probable que este origen común se vuelva desencuentro a la hora de discutir soluciones: ayer los valencianos decidieron no apoyar la enmienda a la totalidad de Ciudadanos. Pero el hecho de que sean tan distintos da más valor a la coincidencia, y a la veta que se abre. Una a la que, en teoría, debería sumarse todo aquel que se presuma de centro y, sobre todo, de izquierda: la necesidad de un sistema de financiación autonómica más redistributivo. Y por ello más justo. @jorgegalindo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jorge Galindo
Es analista colaborador en EL PAÍS, doctor en sociología por la Universidad de Ginebra con un doble master en Políticas Públicas por la Central European University y la Erasmus University de Rotterdam. Es coautor de los libros ‘El muro invisible’ (2017) y ‘La urna rota’ (2014), y forma parte de EsadeEcPol (Esade Center for Economic Policy).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_