¿Por qué calló Hollywood tanto tiempo?
Aaron Sorkin, Kate Hudson, Richard Linklater, Michelle Pfeifer, Gary Oldman, Bryan Carston y Jessica Chastain responden sobre la cultura del silencio en la industria
La tormenta sexual que azota la moral de Hollywood no cesa. El Sindicato de Actores aseguró esta semana que el volumen de denuncias sexuales recibidas en el gremio ha aumentado en un 500%. La investigación sobre el comportamiento de Kevin Spacey apunta a unas 20 posibles víctimas durante su paso como director del Old Vic londinense. Y más de un mes después de que el huracán Harvey tocó tierra desde las páginas del The New York Times y con nuevas víctimas ofreciendo su testimonio casi a diario la pregunta que sigue sin respuesta es cómo pudo prolongarse tanto tiempo este secreto a voces.
“Desde que se rompieron las espitas del escándalo Harvey Weinstein no dejo de oír que todos lo sabíamos. ¡Yo no lo sabía! Soy un profesional en esta industria desde hace 25 años y llevo todo este tiempo trabajando con profesionales”, declara a EL PAÍS el guionista y director Aaron Sorkin. No es el único que rebufa contra un comportamiento que según el testimonio de las víctimas estaba a la vista de todos. “Escuchas cosas. Cuchicheos. Que Weinstein era un mujeriego. Que se la daba a su mujer. Y no está bien. Pero eso era todo”, afirma también al diario Bryan Cranston que acaba de rodar The Upside con el vilipendiado productor.“De ahí que estoy en shock por el nivel de depredación”, añadió una vez conocidos los pormenores de un escándalo al que, por el momento, no ve final.
Quizá por ser mujer o por ser segunda generación de estrellas, Kate Hudson, la hija de Goldie Hawn, no está tan sorprendida al hablar del tema con la prensa. “Nunca he tenido que pasar por una experiencia similar”, aclara. “Pero no creo que nadie pueda sorprenderse. Quizá no prestaste atención”. No está sola. Como dijo a este diario Richard Linklater “quizá por eso” un realizador como él —de la misma generación que la cantera Weinstein que forman Quentin Tarantino, Ben Affleck o Kevin Smith— nunca trabajó con el productor ahora acusado de violación y otras vejaciones sexuales.
Las razones del silencio se han convertido en la comidilla de Hollywood donde pocos hablan claro para no dar la sensación de que estaban encubriendo el crimen. De ahí que Sara Silverman arrancó esta semana su show reconociendo lo obvio: “Adoro a Louis pero él hizo estas cosas”. La actriz lo dijo con dolor, hablando sin tapujos del exhibicionismo sexual que confesó el cómico y director Louis C.K tras ser denunciado por varias compañeras de trabajo delante de las que se masturbó. Jon Stewart secundó el malestar de Silverman. “Te pillas pensando ¿me perdí algo? ¿Pude haber hecho algo más?”, resumió el cómico y presentador de sus 25 años de amistad con Louis. “Siempre les das a tus amigos el beneficio de la duda”, añadió.
Más que cuestionarse el silencio de los que trabajaron con los Weinstein, los Spacey, los Brett Ratner, los Louis C.K. y muchos otros que van saliendo a la luz, Michelle Pfeiffer prefiere fijarse en la conversación que sus actos han generado. “Me parece un momento muy interesante”, describe optimista. “Estoy teniendo conversaciones con gente que conozco desde hace 30, 40 años, y que nunca hemos hablado de esto. Nos limitábamos a pensar ‘es un cerdo’. Pero echando la vista atrás piensas dónde está el límite”, explica una actriz que pese a su belleza y a lo joven que comenzó su carrera asegura “haber tenido mucha suerte”.
La frase es una constante para describir a los que dicen que se han librado. Lo mismo que la de “empoderamiento” para ensalzar el valor de las víctimas de esta era de depravación sexual que como añade Pfeiffer no podía ni imaginar que fuera “tan rampante”. “El mundo siempre ha sido moralmente imperfecto. Y Hollywood no es ninguna excepción”, agrega Gary Oldman durante la presentación de Darkest Hours, un nuevo retrato del que fue primer ministro británico Winston Churchill. Oldman también había oído la palabra “mujeriego” para describir a Weinstein. “Y sobre todo sabía de primera mano su forma despótica de quitarle la película a un director”, indica quien prefirió no trabajar con él. Pero para poner las cosas en perspectiva Oldman también recuerda el escándalo sexual que rodeó la figura de Charles Chaplin, al que las autoridades estadounidenses impidieron regresar a los Estados Unidos por su “comportamiento amoral”.
A Jessica Chastain le vienen a la memoria otros excesos del Hollywood de antaño como los de Fatty Arbuckle “o los que recontó Shirley Temple en sus memorias como actriz infantil”. La esperanza de todos ellos es que este “cambio sísmico” limpie la industria. “Como diría Bob Dylan, The Times, They Are A’Changin” resume Oldman. Y la seguridad de que no son solo ellos. “Ya me gustaría ver la misma rapidez en otros sectores”, añade Sorkin con orgullo ante la fuerza de este tsunami. “Los artistas siempre hemos sido un poco rococó, algo raros, no lo más normal que te echas a la cara”, subraya. Pero incluso en estos momentos tan incómodos, me siento orgulloso de nuestra capacidad de reacción”.
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