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Las restricciones de agua llegan hasta los cementerios

Portugal sufre una de las sequías más graves de los últimos cien años

Unos operarios trabajan para volver a llenar de agua la presa de Fagilde mediante decenas de camiones cisterna.
Unos operarios trabajan para volver a llenar de agua la presa de Fagilde mediante decenas de camiones cisterna.Nuno Andre Ferreira (EFE)

Hace meses que en Portugal el agua no llega ni para las ranas. En una de las sequías más graves de los últimos cien años, los daños son gigantescos en la agricultura y en la ganadería; incluso ya amenazan las cosechas del próximo año, pues ni siquiera se va a poder sembrar con tanta sequedad. Portugal mira hacia España para ver qué pasa con los ríos —todos menos uno, el Mondego, nacen en aquel país—, pero la lluvia no llega para nadie.

La sequía se arrastra desde la primavera, pero su continuidad ya ha cortado drásticamente el sistema productivo para garantizar el suministro básico, el de las personas. Dos centrales eléctricas han parado su producción porque las lagunas de suministro se dedican ahora exclusivamente al humano.

Con esa premisa, el Ayuntamiento de Lisboa ha cortado el agua a las fuentes más emblemáticas de la ciudad, como las de la plaza del Império en Belém y las cascadas del Parque de las Naciones, así como todas aquellas que no usen agua reciclable. También los parterres dejarán de regarse hasta “el límite de su supervivencia”. El agua de los cementerios queda racionada y se comienza a contemplar el corte del suministro durante la noche.

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Se anuncia lluvia en los próximos días, pero sin demasiadas precipitaciones y principalmente en el norte del país. Para que los embalses recuperaran un nivel normal debería estar lloviendo un año seguido. Todo el territorio se encuentra en situación de sequía grave (25%) o extrema (75%).

Desde principios de mes, Viseu y su región se abastecen con camiones cisterna, que cuestan 15.000 euros diarios. En esta ciudad de casi 100.000 habitantes, una de las mayores del país, está prohibido el riego, el lavado de coches y el llenado de piscinas. Los municipios próximos de Nelas, Mangualde y Penalva han declarado el estado de emergencia porque solo les queda agua para cinco días.

En la capital, las estaciones de Metro solo se limpian con máquinas que reutilizan el agua; el agua a presión y las mangueras han quedado prohibidas en todos los servicios públicos del transporte urbano.

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