Niños Altamente Sensibles: ‘superdotados’ a la hora de sentir
La alta sensibilidad es hereditaria, no es un trastorno y aporta a los niños imaginación, intuición, creatividad y empatía
“Manera peculiar de sentir o pensar”, así es como define la Real Academia Española el rasgo de la sensibilidad. Todos estamos dotados de esta capacidad, pero hay personas que son superdotadas a la hora de sentir, lo que les aporta una forma diferente de ver, escuchar, oler y sentir el mundo, a todo volumen. Los niños con estas características tienen una fecunda imaginación y creatividad. Son empáticos, inteligentes, intuitivos, atentos, constantes y comprensivos, pero también se abruman ante situaciones con gran cantidad de estímulos o ante sonidos fuertes o luces muy brillantes, por eso lo evitan y pueden parecer tímidos o inquietos.
Esta forma de sentir el mundo, con las emociones a flor de piel, fue investigada hace 20 años por Elaine Aron, psicóloga y científica americana, que publicó en 1996 el libro The Highly Sensitive Person. A raíz de este estudio, esta científica utilizó el término Personas Altamente Sensibles (PAS) o Niños Altamente Sensibles (NAS) para denominar a quienes, como ella, un 20% de la población, tienen una sensibilidad por encima de lo habitual.
Retrato de un Niño Altamente Sensible
Leandro es un niño que parece tímido, pero no le cuesta relacionarse con su entorno, aunque prefiere leer un libro que dar patadas a un balón. El griterío le aturde y en clase, cuando la lección se extiende más de lo normal, empieza a perder interés y atención.
Los animales y Leandro parecen haber nacidos para entenderse. Los paseos por la naturaleza y la música suelen ser una buena compañía para él. Es amable y correcto en el trato con las personas. Su vocabulario suele ser más rico que el del resto de compañeros y su intensidad emocional es contagiosa.
Cada Niño Altamente Sensible (NAS) es diferente, porque existen tantas sensibilidades como personas pero, según enumera Manuela Pérez, psicóloga infantil y juvenil, presidenta de la Asociación Española de profesionales de la Alta Sensibilidad y madre de un niño NAS, hay ciertas características que son habituales y que se pueden detectar a través de un test, entre ellas:
- Son niños conscientes de todo lo que les rodea muy reflexivos.
- Se abruman ante situaciones que contienen mucha cantidad de estímulos, como sonidos estridentes o luces brillantes.
- Pueden parecer tímidos e inquietos al apartarse de determinados contextos sociales que les aturden, como las fiestas bulliciosas o las aglomeraciones de gente. La sociedad tiende a asociar sensibilidad con vulnerabilidad y premia la competitividad implacable, por lo que los NAS pueden sentirse extraños o desplazados en determinadas ocasiones.
- Empáticos, inteligentes, intuitivos, atentos, constantes, creativos y comprensivos.
- Procesan todo lo que llega a sus sentidos con mucho detalle.
- -Son persistentes y perfeccionistas y por ello se frustran con facilidad.
- Tienden a la sobreexcitación cuando algo no les hace sentir bien, lo que provoca un sentimiento de frustración que les hace abandonar la tarea en cuestión.
- Piel hipersensible que les hace intolerantes a ciertos tejidos y a las etiquetas.
- Sus experiencias vitales afectan más a su estado emocional que a niños que no son altamente sensibles.
- Los ruidos altos y estridentes, así como los estímulos visuales potentes, como el exceso de luminosidad les satura y tienden a huir de ellos.
¿El Niño/a Altamente Sensible nace o se hace?
La alta sensibilidad es hereditaria. “Se presenta como una característica genética, es decir, un rasgo innato en la mayoría de los casos heredado del padre o de la madre. Rara vez se salta una generación”, explica Pablo Villagrán, presidente de la Asociación Andaluza de PAS (Personas Altamente Sensibles) y padre de un Niño Altamente Sensible. “Cuando un padre o madre me consulta sobre su hijo NAS lo primero que les sorprende es cuando les pregunto quién de ellos es altamente sensible. Con el tiempo, descubren a través de las vivencias y detalles de su hijo/a NAS su propia historia o infancia. Es entonces cuando el padre o la madre se reconocen también como Personas Altamente Sensibles (PAS), añade Villagrán.
El rasgo de la alta sensibilidad no viene determinado por el hecho de ser niño o niña. “Aparece en igual proporción en ambos sexos. No obstante, en general, en nuestra sociedad, se tiende a asociar a los niños con atributos como la fortaleza o la valentía y la sensibilidad se consideran un rasgo femenino. Es por ello por lo que los niños pueden tener más dificultad para reconocer en ellos características de sensibilidad que en su cultura puedan asociarse con vulnerabilidad o debilidad”, explica Pablo Villagrán.
Cómo recorrer el camino con un Niño Altamente Sensible
El riesgo de confundir la alta sensibilidad de un niño/a con alguna patología es habitual “porque presentan características en su carácter y personalidad como parte de su rasgo o de sus malas experiencias, que se asemejan a síntomas presentes en algunas enfermedades, como el Trastorno por déficit de atención, Trastorno Negativista Desafiante, el Trastorno generalizado del desarrollo, con rasgos del espectro autista e incluso con retraso mental. Sin embargo, el conocimiento del rasgo de la alta sensibilidad por parte de un profesional especializado descartará con facilidad estos diagnósticos erróneos”, comenta la psicóloga experta en NAS, Manuela Pérez, que hace las siguientes recomendaciones a los padres, cuando se sospecha que el niño/a es altamente sensible:
- Contactar con un especialista en NAS para averiguar a través de una evaluación si alguno de los progenitores del niño/a es altamente sensible, para determinar con la mayor exactitud posible la forma de ayudar al niño/a.
- Hablar con el niño/a sobre su manera de sentir y aceptarlo tal y como es. Disponer de momentos de calidad en compañía.
- Facilitar el sueño y descanso evitando agendas familiares con muchas actividades y el abuso de las nuevas tecnologías.
- Tener paciencia y proteger, sin caer en la sobreprotección.
- Potenciar y acompañar las características positivas derivadas de su alta sensibilidad, como su creatividad e imaginación.
- Tener en cuenta y comprender las molestias que el niño/a pueda sentir ante estímulos como el ruido o la intolerancia con ciertos tejidos que irriten su piel hipersensible.
- Respetar su necesidad de momentos de soledad, sin fomentar conductas antisociales.
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