Incapaces de debatir
En este país nunca hemos logrado resolver nuestros problemas hablando, debatiendo, y buscando un acuerdo en el que todas las partes salieran beneficiadas aunque para ello se tuviera que ceder en ciertos aspectos. En lo político, el conflicto catalán ha sido la puntilla. Los debates han llegado a las calles y todo el mundo tiene su opinión y la defiende, algo que, por otro lado, está muy bien. El problema viene cuando quienes participan en esos debates y discusiones se acaloran y acaban por perder las formas, creando conflictos en amistades y familias. No sé si en este país nos falta empatía o nos sobra amor propio, pero somos incapaces de escuchar una crítica sin sentirnos ofendidos. La historia ya nos ha demostrado lo peligroso que es esa defensa sin cuartel de nuestras opiniones, a pesar de ello, nos gusta pelear y demostrar, sin que importen las posibles consecuencias, que tenemos razón, y el que no piense igual está equivocado.— Nelson Roca. Alicante.
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