¡En manos de quién estamos!
El último mensaje intercambiado entre los presidentes de EE UU y Corea del Norte —como suele suceder— es toda una oda a mentes obtusas. Muestra falta de sentido común, ausencia de sensibilidad y rezuma infantilismo. Puede provocar hilaridad o lágrimas, depende de nuestro estado de ánimo y de nuestras prioridades, pero indiferencia no. Donald Trump y Kim Jong-un presumen de ser personajes importantes, mediáticos, de verborrea fácil. Calificar como “viejo” a Trump y este responder a su homólogo coreano con un “gordo enano” resulta deprimente, sobre todo en boca de aquellos que, por sus responsabilidades, deberían emplear sus energías en mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, tanto de su propio país como del resto de la humanidad. Resulta inquietante pensar que el futuro del planeta pueda estar, en parte, ligado a personas que tienen como uno de sus objetivos tratar de desprestigiarse mutuamente e imponer criterios a través del miedo y la sumisión.— Manolo Romasanta Touza. Sigüeiro (A Coruña).
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