Eugenia Silva: “Uso las redes sociales para que no comercialicen con mis hijos”
La modelo y empresaria dirige una agencia de modelos infantiles, su propia tienda de moda 'online' y ahora apoya un ambicioso proyecto para impulsar la artesanía contemporánea española
No hay constatación de que el rostro de Eugenia Silva (41 años) se adapte a esa máscara ideada por el cirujano Stephen Marquardt que establece la distancia ideal para que alguien sea bello por perfección simétrica, pero su presencia sigue levantando murmullos de admiración. Ella sabe el efecto que crea pero solo ejerce de modelo cuando la cámara pasa a modo acción. La adolescente que ganó con 16 años el concurso Elite Look of the Year, junto a Nieves Álvarez, es hoy madre de dos hijos junto a Alfonso de Borbón, primo del rey Felipe. También una empresaria polifacética que constata, casi sorprendida, cómo su carrera de modelo sigue teniendo recorrido.
“Cuando empecé veía a Cindy Crawford y pensaba, 'como mucho se retirará a los 29 años'. Y no, pasan los años, ella sigue y yo tengo incluso más trabajo. Interiorizas que ahora puedes ser modelo hasta la edad que te dé la gana”. Viaja cada dos o tres semanas a Nueva York para seguir posando para clientes norteamericanos. Tiene un blog (All about Eu) en el que da claves sobre su estilo para inspirar a sus seguidores. Ha creado una tienda online (Eustyle) en la que vende más de 90 marcas españolas de moda y que es un proyecto que crece “gracias a un trabajo duro pero que está dando grandes resultados”. Dirige una agencia para niños modelos (Palm Kids), donde vierte los conocimientos conseguidos tras años de experiencia. Realiza producciones de moda para la revista ¡Hola! Participa en un negocio en Extremadura donde cría cerdos ibéricos. Ha sido socia durante cuatro años de Can Toni, el bar más antiguo de Formentera. Es licenciada en Derecho y, desde hace un año, miembro del comité de expertos de The Creative Spot, un proyecto dirigido a impulsar la artesanía contemporánea, que acaba de abrir una tienda efímera en Las Rozas Village con creaciones de 17 artesanos españoles que apuestan por la calidad y la personalidad de objetos cotidianos que huyen de la homogeneización del mercado.
Sonríe cuando escucha en boca de otro su polifacética actividad: “Todo está encadenado. Yo tenía un concepto irreal de lo que sería mi vida después de ser modelo, tampoco sabía que me iba a rodear de moda. Ha sido una evolución natural y lógica. La moda ha cambiado como lo ha hecho todo. Ha variado el proceso creativo, han aparecido las redes sociales, hay un nuevo concepto de modelo diferente al que yo he vivido. Es más de usar y tirar, y no lo digo con ninguna connotación despectiva sino en referencia a que hay tanta información que es imposible almacenar todo. Creo que de ahí solo perdura lo bueno; en eso se parece a cuando yo trabajaba a tiempo completo como modelo”.
No quiere, ni aunque se le invite a ello, dar consejos a quienes se quieran dedicar a su profesión, pero se le escapa uno: “Diría lo que me dijeron a mí entonces: '¡Estudia!'. Estudiar y sacar adelante una carrera durante los años en los que trabajé con más intensidad me quitó de distracciones, maldades, fiestas... Eso también te proporciona disciplina y responsabilidad”.
Con el escándalo mediático que han supuesto los casos de abusos sexuales del fotógrafo Terry Richardson resulta imposible evadir preguntarle por las veces que colaboró con él: “He trabajado con Richardson muchas veces y jamás me ha propuesto nada. Conmigo siempre se ha portado fenomenal y hemos hecho cosas preciosas, como una campaña maravillosa para el diseñador Cesare Paiotti. Yo nunca he tenido un problema, ni con Richardson ni con ningún otro fotógrafo. Es un tema demasiado serio. Si hay modelos que le han denunciado y publicaciones que no quieren trabajar con él, será que hay caso detrás de ello. Yo no lo he vivido nunca. En mi caso simplemente no ha sucedido”.
Silva utiliza las redes sociales como “un fabuloso instrumento que abre muchas posibilidades, pero no lo son todo en la vida”. En ellas, además de una herramienta profesional, ha encontrado, aunque parezca contradictorio, una forma de preservar su intimidad. “Cuando bauticé a mi hijo Jerónimo no lo sabía nadie, ni en mi oficina, y de repente en la puerta de la iglesia había por lo menos 15 paparazis. ¿Qué hago? Pues prefiero colgar en mis redes sociales la foto que me ha hecho mi nanny antes de salir de casa y así evitar que puedan comerciar con mis hijos”.
Es la misma razón que aporta cuando se le pregunta por lo que algunos califican de exclusivas familiares en la revista ¡Hola! “No hago exclusivas porque no cobro por enseñar a mis hijos. Es una decisión personal y consensuada con su padre. Pensamos que sería la mejor solución después de un susto que nos dieron en Marbella unos paparazis cuando mi hijo Alfonso era recién nacido e iba con su cuidadora. A partir de ahí decidí que prefería sacarlos en una revista, sin pixelar y que nos dejen de perseguir. Y ha funcionado”.
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