Las frases más locas del último ‘¿Quién quiere casarse con mi hijo?’. ¿En serio ha dicho eso?
Han creado nuevos topónimos, han teorizado sobre biología marina e incluso han apuntado a la política internacional. Con ustedes, lo mejor de uno de los programas más virales de la televisión
“En un mundo donde el amor ha desaparecido, cinco madres, cinco hijos, 50 candidatos, 18 chihuahuas, dos abuelas, una pitonisa y un santo intentarán encontrar el amor de su vida”. Así empezaba la quinta edición de Quién quiere casarse con mi hijo (QQCCMH) el 20 de septiembre. Tres meses después, 45 pretendientes han sido desechados y Jaime, Fernando, Pepe, Jesús y David, han hecho su elección. Una elección que probablemente haya durado menos que los títulos de crédito, pero cuyo camino previo nos ha dejado un buen puñado de frases para el recuerdo.
Estas son las frases más locas de quinta edición de Quién quiere casarse con mi hijo, que terminó ayer...
"¿Te gusta la Alhambra?" "Sí, la cerveza me encanta"
(María, madre de Jaime, interroga a una pretendienta durante la preselección de finalistas).
Seamos realistas. Al final a qué vamos a dedicar la mayor parte del tiempo que compartimos con nuestra pareja. ¿A ver monumentos en ciudades palatinas o a refrescarnos con una cañita en una terraza? Y entonces qué será mejor, ¿qué aprecie los palacios nazaríes o una cerveza fresquita? Pues ya está, menos reírnos de la pretendienta y más tenerla como influencer.
"¿A qué partido votarías aquí en España? ¡Pues de España a mí me gusta mucho Donald Trump!"
(Pretendienta de Fernando durante la preselección).
En estos tiempos de banderas y fronteras, no deja de ser refrescante esta ansia por dinamitar los límites de los estados en pos de la globalidad política total. O igual es que no tiene ni idea de que Trump no es español; o peor: igual cree que España limita al norte con Delaware y al sur con Nueva Jersey, que todo puede ser.
“Si veo que no me va bien en la música me dedicaré a los teléfonos sexuales”
(Sandra, pretendienta de David explicando sus planes de futuro).
Bien. Esta aseveración nos deja dos cosas claras. 1. Que en el presente le va bien en la música. Y 2. Que si las cosas se tuercen hay un plan B. Y además orientado hacia un sector tan próspero como el de las telecomunicaciones. Esa chica es un gran "sí".
"Que sea comprensivo, cariñoso, divertido, romántico, que no tenga antecedentes penales... y que tenga el pene grande"
(Una pretendienta con las cosas muy claras explicando a Fernando sus requisitos durante la preselección).
Aquí corremos el error de centrarnos en la última y exuberante petición y pasar de largo la más importante. Buscar un novio que no tenga antecedentes penales implica que en su pasado hay un novio que sí los tiene. Como cuando en un secador de manos especifican insistentemente que es SOLO para las manos y sabes que alguien lo ha utilizado antes para otros fines. Y un novio con antecedentes es algo de lo que no quieres preocuparte. ¿Verdad?
“Tía, mira las plantas de marihuana. Ah, no, son pinos”
(Bárbara, pretendienta de Jaime, pasando del gozo al pozo).
Con poco más, Miguel de Cervantes hizo historia.
“Perdonadme todos los 'galincianos"
(Sandra, pretendiente de David ante la perspectiva de viajar a Galicia).
A ver, Tolkien creó la Tierra Media; C. S. Lewis, Narnia; G. R. R Martin, Poniente; y Sandra, la tierra de los galincianos, en la que se come quenso de tentilla y lancón con grenlos y se riega las sobremesas con orunjo y queinmada.
“Estudio Publicidad y Relaciones Públicas, soy dependiente en una tienda de ropa, planificador estratégico en una agencia de publicidad y 'community manager' de una casa de espiritualidad cristiana”
(Rubio, pretendiente de Pepe, presentándose).
En España hay tres millones y medio de parados porque algunas personas acumulan todos los trabajos disponibles.
“Como modelo internacional...”
(Jaime, modelo internacional, empezando cualquier frase).
No entendemos por qué Jaime tiene la necesidad de encabezar todas sus frases con su profesión, pero nos parece que dota a cualquier acto u opinión insignificante de cierta trascendencia. Observen: “como agrimensor opino que el mejor ascendente para Leo es Capricornio”, “como charcutera titulada quiero dos entradas para La Liga de la Justicia”, “como abogada criminalista prefiero a Theo en defensa y a Marcelo de media punta”. A ver quién le tose.
“La ilusión de mi vida, conocer Marina D’Or”
(Mari Cruz, madre de Jesús).
Porque donde esté un resort en Oropesa del Mar que se quiten París, Fiyi, las Bermudas y hasta los lagos de la Toscana.
“Tienes un bono para volver a casa y te quedan nueve viajes. Que los disfrutes”
Que te dejen es horrible, que te dejen en una parada de tren en medio de esa Castilla ancha y plana como el pecho de un varón pues peor, pero si al menos te dan un bonobús casi sin estrenar pues eso que te llevas en limpio.
“A ver, somos maricones, tenemos que besarnos”
(Pepe explicando a uno de sus pretendientes por qué se ha besado con todos los demás).
Oye, pues mira, si cuela, cuela.
“Nunca pensé encontrar el amor de mi vida encima de una rodaja de sandía”
(Jesús a su pretendienta Itziar).
Parece un diálogo de Los Fruitis, pero no, no es una frase de Mochilo, es una frase de Jesús. Y, no, no es una metáfora: Itziar estaba tumbada sobre una rodaja de sandía hinchable. No pregunten. Lo que pasa en Marina D’Or se queda en Marina D’Or.
“Eso no son focas, son miniballenas”
(Rafaela, pretendienta de Fernando, en el acuario).
Eran focas, claro, pero si Prince o Puff Daddy se pudieron cambiar el nombre, ¿por qué estos simpáticos mamíferos pinnípedos no?
“Un pez es chiquitito y el pescado es más grande. Lo que les diferencia es el tamaño”
(Rafaela sacando mucho partido a su visita al acuario).
O sea, que todas las sardinas son peces y todos los tiburones pescados. Adiós, Darwin, hola, Rafaela.
“Que ningún jerezano vaya mal vestido y el ayuntamiento que les dé la ropa por derecho a cada ciudadano”
(Fernando, postulándose como alcalde de Jerez).
Porque los planes de empleo, los impuestos, las escuelas infantiles y ese tipo de minucias son secundarios frente a un cuello bien almidonado y un botín reluciente.
"¿Quieres casarte conmigo?"
(Pepe en la final declarándose a Andrea).
Y por primera vez en cinco ediciones, alguien quiso casarse con su hijo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.