Un icono poco caprichoso
La llamativa forma del último edificio póstumo de Zaha Hadid, el Centro Rey Abdullah en Riad (Arabia Saudita), obedece a criterios de sostenibilidad
Como El Cid, Zaha Hadid continúa inaugurando edificios casi dos años después de morir. Esas inauguraciones tienen, naturalmente, truco. En primer lugar la arquitectura es un trabajo a largo plazo. Por eso un profesional desaparecido hace casi dos años puede firmar edificios que ideó en vida. Pero además, la arquitectura es, sobre todo, un trabajo en equipo. De ahí que el estudio, que ahora lidera el alemán Patrik Shumacher, pueda inaugurar edificios con el innegable sello de la Pritzker anglo-iraquí. Así, lo que más sorprende del nuevo Centro de investigación sobre el petróleo Rey Abdullah no es su autoría póstuma. Lo más llamativo es que en Riad (Arabia Saudí), los legendarios bucles y las curvas sinuosas del sello Hadid han sido sustituidos por formas cristalinas. Y, todavía más, que esas celdas de celosía del edificio no obedecen a criterios meramente formales sino que se sustentan por objetivos sostenibles. Así, el edificio –una suma de módulos que lleva implícita la forma de expandirse para crecer- es poroso. Está salpicado de patios que desvían la luz indirecta y, sin embargo, iluminan y ventilan el interior del inmueble. La búsqueda de una protección del sol y del viento y su aprovechamiento justifica, según los arquitectos, el diseño del centro.
Veamos cómo. La forma cristalina de la construcción -en particular el acabado de la cubierta- capta los vientos para enfriar el interior del inmueble. Los módulos, que imitan el crecimiento de las formaciones minerales, mejoran las conexiones y las circulaciones. Eso permite favorecer al peatón en el interior del complejo, señalan los arquitectos. Lo que no queda claro es si , a pesar de ser peatonal, una marca tan ingente en el urbanismo de la ciudad constituirá un espacio cerrado o abierto al público. Ese detalle: abrir o cerrar las puertas, construir un lugar de convivencia o un espacio protegido, definiría otra sostenibilidad: la sostenibilidad social de este nuevo icono.
Más allá de la voluntad de ahorro energético y de que la forma cristalina de estructuras hexagonales derive de esa búsqueda, el edificio está construido con un 30% de materiales reciclados. El 40% de los materiales constructivos provienen de un radio no superior a los 500 kilómetros y el 98% de la madera fue talada en bosques certificados. La iluminación es Leed (Platino) y junto a la sombra de los patios y el aprovechamiento de los vientos consigue rebajar el consumo energético un 45%, respecto a edificios sin estas medidas de ahorro, de un tamaño cercano.
Resta por ver cómo se relaciona el edificio con la ciudad y qué dificultades descubre su mantenimiento, pero que en Oriente Medio se debe construir de otra manera parece que, entre las grandes estrellas, lo haya tenido que recordar Hadid desde donde esté. Enhorabuena.
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