_
_
_
_
_

La cultura de ‘lo normal’

Leer sobre el caso Weinstein nos ha hecho darnos cuenta de que este no es un caso aislado

Quentin Tarantino y Harvey Weinstein.Vídeo: KEVIN WINTER (AFP) / EPV
Patricia Fernández de Lis

El caso Harvey Weinstein no tiene nada que ver con Harvey Weinstein, al menos no todo. Es cierto, sí, que el más poderoso productor de Hollywood acosó, amedrentó, atosigó e impuso su voluntad y su poder a decenas de mujeres. A algunas de ellas también las violó. Los relatos de las víctimas son espeluznantes, y muchas mujeres hemos sentido aprensión y dolor al leerlos, pero no por empatía hacia las víctimas, o no solo por ello.

Estamos impactadas (y muchas, muy enfadadas), porque leer sobre ello nos ha hecho darnos cuenta de que este no es un caso aislado: no se trata de un solo hombre que abusa de su poder ante mujeres que no pueden defenderse, no hay únicamente un puñado de víctimas que callan porque se sienten culpables y avergonzadas. Lo que muestran estos relatos es una cultura de machismo sostenido, de abuso de poder sistémico, de hombres que acosan, de amigos que callan, de mujeres que no denuncian. Es un velo que nos rodea y nos asfixia aun cuando no seamos capaces de observarlo. Es la cultura de lo normal.

Lo normal cuando eres una mujer joven es que te enseñen que no debes sentirte ofendida si un hombre en el que no estás interesada muestra interés por ti. Es más, debes sentirte halagada. Si dices “no” y ese hombre insiste, es parte del juego: él, simplemente, se siente más atraído hacia ti porque tú no eres una chica fácil. Si ese hombre es, además, poderoso y se ha fijado en ti, es que eres una mujer muy especial. Si te halaga, si te invita a comer, si te hace regalos, si te suelta piropos, déjate querer. ¿Qué hay de malo en ello?

Y es entonces cuando ese hombre abusa de su poder, ya sea física o verbalmente. Y tú te sientes sola, desprotegida, perdida.

Porque es en ese momento del relato en el que la culpa se invierte: te fuiste a comer con él, aceptaste sus regalos y sus piropos, te dejaste querer, ¿qué esperabas? Muchas mujeres callan porque sienten que se lo han buscado. El 40% de la población española cree que las mujeres maltratadas son responsables de los abusos que sufren, ¿quién puede culparlas entonces por no hablar? Otras guardan silencio por miedo a las represalias de ese hombre poderoso o de otros que le apoyan y protegen, aunque sea inconscientemente. Y otras muchas, simplemente, no hablan porque asumen que lo que les ha ocurrido es lo normal. No hemos sido capaces de darnos cuenta de que no es normal, no lo es en absoluto, hasta que hemos leído que le ha sucedido a otra. A muchísimas otras.

Por eso es tan poderosa la campaña montada en redes con solo dos palabras #Metoo, #yotambién, en el que miles de mujeres reflexionan sobre sus propias historias de abuso. De un solo vistazo se puede ver que no, no somos un puñado y no estamos locas. Cantantes, actrices, modelos, deportistas, abogadas, políticas, profesoras, periodistas, da igual. Son miles de historias que gritan a otras mujeres “no eres la única, no eres la culpable, no estás sola”.

Ojalá las reflexiones sobre el caso Harvey Weinstein no se queden en Harvey Weinsten. Las mujeres hemos empezado a salir del armario. Solo falta que lo hagan los weinsteins y los tarantinos de este mundo, los que abusan y los que callan. Os esperamos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Patricia Fernández de Lis
Es redactora jefa de 'Materia', la sección de Ciencia de EL PAÍS, de Tecnología y de Salud. Trabajó diez años como redactora de economía y tecnología en EL PAÍS antes de fundar el diario 'Público' y, en 2012, creó la web de noticias de ciencia 'Materia'. Los fines de semana colabora con RNE y escribe, cuando puede, de ciencia y tecnología.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_