Marisa Tejada: “Dejé la televisión para volar”
El Duende del Globo, su personaje, protagonizó las tardes de TVE a principios de los noventa. Ahora, esta actriz madrileña promueve la paz a través del teatro y las acrobacias
Bajo la forma de un duende punki irrumpió Marisa Tejada en la programación infantil de TVE a principios de los años noventa. Su labor era presentar los dibujos animados, protagonizar sketches, proponer acertijos y leer las cartas de los espectadores, unos niños que ya no eran ajenos a las estéticas urbanas más alternativas como la suya; La Bola de Cristal ya los había acostumbrado a cardados y medias rotas. Ahora le tocaba al Duende del Globo en el programa de televisión homónimo, que se emitió en TVE entre 1990 y 1993. Un personaje "dulce, canalla, tierno, travieso y un tanto imprevisible; un duende al fin y al cabo", recuerda, que ha quedado en la memoria de muchos treintañeros.
Tejada, formada con el grupo Teatro Experimental Independiente (T.E.I.) con José Carlos Plaza, era, a principios de los ochenta, una cara habitual de la Movida. "Era la rara, la loca del Rock-Ola y eso le hacía mucha gracia a Almodóvar y sus amigos que se reunían allí", cuenta la artista, que también pertenecía a la banda Piter Punk. Sus actuaciones eran auténticas performances: "Salía de una maleta, arrastrando una bola de preso, vestida con bolsas de basura y, mientras, recitaba un poema de Benedetti".
Lo suyo era la transgresión. Como cuando participó en un concurso de desnudos en La Riviera. "Estaba toda la gente de la Movida, recuerdo especialmente a Berlanga, y se me ocurrió hacer algo diferente: un antistreaptease”. Así, a medida que Tejada perdía sus ropas, emergía una mujer de leyenda: “Como Conan, pero en femenino, espada incluida. Ya desnuda, me subía en una moto y daba cuatro vueltas a la sala". Su numerito “emocionó” a todo el mundo, pero no ganó: "Hubo pucherazo y el premio, una buena pasta, se lo llevó el novio de un coreógrafo muy conocido. Todo el mundo gritaba tongo".
Esa garra y actitud llamaron la atención de Almodóvar que la eligió para dos pequeños papeles en Entre tinieblas y Matador: "La primera vez fue porque le hacía gracia, y quiso repetir conmigo". Tejada, que no desvela su edad, quería hacer papeles de detective o de heroína, “pero solo me ofrecían los de puta, chacha y drogadicta". “Me tiré seis meses luchando por un papel en una serie. En el último instante, uno de los ejecutivos me invitó a pasar un fin de semana con él. Lo rechacé y perdí el papel. Me di cuenta del machismo que había en la tele”.
Ella se resistió: si la profesión la empujaba a posicionarse como una sex symbol, ella triunfó con un personaje andrógino y alejado de cualquier sexualidad. Creó su Duende del Globo durante las llamadas fiestas del Duende, que se celebraban en el madrileño parque del Retiro a mediados de los ochenta. Su objetivo primigenio no era entretener y educar a los niños: "Nació como un personaje para adultos".
El geniecillo también se alimentó de otras vivencias de Tejada: "Pasé una época ayudando a algunos amigos que se habían acercado demasiado a las drogas. Me rompí por dentro y necesité generar ternura". En esa época, se enamoró y tuvo a su hijo Gorka, que después corretearía por el plató del programa disfrazado de ardilla o mariquita. "Ser madre me ayudó a comprender mejor los resortes de la infancia", agrega.
Cuando el Duende llegó a la tele, en 1990, le pidieron a Tejada que “rebajara el tono”, que trabajara en una imagen más dulce y más colorida. Promulgaba, sin embargo, los mismos valores de libertad, de respeto y de igualdad que cuando nació: "Por eso saludaba diciendo bienvenidos, bienvenidas y bienvenides, para los que no se identificaran con el binarismo de género". El programa contaba con el beneplácito de Paco Climent, productor ejecutivo de infantiles quien propuso el papel a Tejada. Como guionista, Carlo Frabetti, que ya había participado en La bola de cristal, y en la música, Edith Salazar. "Había un realizador, chapado a la antigua, que nos ponía pegas para todo".
A pesar de los reparos, la magia ganó; se emitieron 320 episodios hasta 1993, cuando Climent se marchó de TVE. La nueva dirección decidió cambiar la parrilla a pesar de que el Duende funcionaba: "Empezamos en el estudio más pequeño sin escenografía, solo con el chroma, y terminamos en el once, el más grande, con una troncocasa a escala real", relata la actriz.
A partir de entonces, y tras un fallido piloto de programa en Antena 3, Tejada interpretó pequeños papeles en cine y televisión. También fundó La fábrica de sueños, su propia compañía de teatro desde la que organiza espectáculos multidisciplinares que hablan sobre la violencia machista o defienden la conciencia ambiental. "Dejé la televisión y pude volar, literalmente porque empecé a hacer acrobacias aéreas", comenta. En 2014, con el apoyo de la SGAE, realizó un proyecto en la Cañada Real: "Montamos una obra que contaba la historia de la Cañada con miembros de la comunidad gitana y familias de inmigrantes que habitan allí", comenta apasionada. A la vez organiza eventos para grandes empresas como Ikea o Loewe y ha participado en la celebración del centenario del Real Madrid.
"Apuesto por un teatro multidisciplinar ético, solidario en el que la calidad no está reñida con el entretenimiento, una máxima que ya estaba en el Duende del Globo", defiende orgullosa. Han pasado 24 años desde que dejó la pequeña pantalla, casi cuarenta desde que empezó en el show business; considera que siempre ha hecho lo que le ha dado la gana. En sus ojos azules sigue brillando el Duende que fue. También aparece en su sonrisa. Rasgos enmarcados por una voluminosa melena, de rockera ochentera, con que Tejada desafía al tiempo: "La libertad es la mejor crema de belleza".
La recordamos por… Ser el Duende del Globo en Televisión Española y la madre de Fanni, la niña que acoge Lourdes Cano (Concha Cuetos) en Farmacia de Guardia.
Momento de máxima popularidad… Entre 1990 y 1993 cuando era directora y presentadora del espacio infantil de la tarde en TVE.
A qué se dedica ahora... Dirige La fábrica de sueños, una compañía de teatro y circo en la que crea espectáculos que promueven la paz.
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