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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Fin de semana de reflexión

Se tiene la esperanza de que Cataluña vuelva al sentido común, niegue haber declarado la independencia y se convoquen elecciones autonómicas

Puigdemont y Junqueras charlan este martes en el Parlament de Cataluña.
Puigdemont y Junqueras charlan este martes en el Parlament de Cataluña.Albert Garcia (EL PAÍS)

El lunes van a pasar muchas cosas. Y no tienen porqué ser buenas. En la Generalitat de Cataluña, en el Palacio de la Moncloa y en la Audiencia Nacional. Durante el fin de semana, se tienen que tomar decisiones que marcarán el futuro de España y los teléfonos no han dejado de sonar desde que el miércoles el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder de la oposición, Pedro Sánchez, marcaran la hoja de ruta del constitucionalismo español: amenaza directa de aplicar el artículo 155 y anuncio de una próxima reforma de la Constitución.

En Barcelona, Carles Puigdemont está recibiendo presiones fortísimas para que responda con un sí al requerimiento de Madrid. Pero el presidente de la Generalitat no ha decidido todavía si ser directo o ambiguo. Si enviar el texto de su intervención ante el Parlament o la declaración de los 72 secesionistas (firmada como una carta de felicitación de las que venden en los VIP), o un documento indescifrable y provocativo que obligue a mover ficha al Gobierno. Lo que está claro es que el independentismo está dividido.

En Madrid se tiene la esperanza de que Cataluña vuelva al sentido común, niegue haber declarado la independencia y se convoquen elecciones autonómicas. Más que esperanza, es un deseo desesperado de evitar una confrontación que cada vez parece más inevitable y que desembocará en una crisis sin precedentes. Pero, por una vez, hay unanimidad entre los unionistas de que no se pueden aguantar más burlas y que si no se actúa ya, pronto recibirán una citación para reunirse en un hotel de Oslo con algún intermediario de tres al cuarto.

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A la misma hora que vence el plazo para la primera respuesta de las autoridades catalanas, desfilarán por la Audiencia Nacional el jefe de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, y los dirigentes de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, y de la Asamblea Nacional de Cataluña, Jordi Sánchez. Los tres están acusados de sedición y aunque hay diversidad de opiniones entre los juristas, no se descarta que los dos Jordis acaben el día en prisión provisional. La palabra clave, tumultuaria, pesa sobre sus cabezas mientras los magistrados analizan las imágenes de ambos agitando a las masas subidos sobre la chatarra de los coches de la guardia civil.

El destino de Trapero no parece tan claro, porque las fuentes consultadas señalan que ha preparado su defensa con el mismo cinismo que preparó sus actuaciones, claramente sediciosas, los días previos al referéndum ilegal y el propio 1 de octubre. La respuesta, el lunes.

Con una y otra noticia, Rajoy tendrá que decidir cómo actuar. Después de años de inmovilismo frente a la cuestión catalana, el presidente no tiene más remedio que ejercer de jefe del Gobierno y hacer cumplir la ley. Ya no es tiempo de palabras, sino de hechos. Ojalá que Puigdemont dé marcha atrás, pero los síntomas no son nada optimistas.

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