Cindy Crawford y su familia de anuncio
“Mis hijos buscan sus propios trabajos”, dice la modelo, aunque su experiencia la ha convertido en su mejor guía, sobre todo para Kaia
Cindy Crawford lleva tres décadas construyendo su poderosa marca, algo que puede sonar a cliché en la era de los llamados influencers. Fue una transgresora. La supermodelo mostró desde el inicio de su carrera en los noventa, mucho antes de que su cuenta en Instagram amasara 2,5 millones de seguidores, que se puede hacer mucho más dinero al margen de las pasarelas. Y ese imperio se empieza a extender ahora a su familia.
Crawford, de 51 años, recuerda los días en los que fue descubierta en un pequeño pueblo en Illinois antes de convertirse en la modelo más icónica de su generación. Su ascenso fue de vértigo. Fue la cara de Revlon antes de crear Meaningful Beauty (su marca de cremas faciales rejuvenecedoras), protagonizó los pósters de Pepsi, lanzó vídeos de ejercicios, tiene su propia colección para el hogar, es embajadora de Omega y acaba de sumar a la lista la firma española Cosentino. “Como modelo recibes muchas ofertas”, señala en un encuentro con EL PAÍS en Nueva York. En el caso del fabricante de superficies de lujo comenta que no solo le gustó la idea de la campaña, también que reconocieran su pasión por el diseño y que la vieran como a una mujer que se preocupa por cómo vive en su casa. “Las empresas que me buscan saben las cosas que me preocupan”, asegura Crawford, como su dedicación a los niños con cáncer en memoria de su hermano, fallecido de leucemia cuando tenía tres años.
La mejor manera de hacer dinero, explica, es empezando proyectos propios, bien sea con una compañía desde cero o cediendo su imagen. Le gustan las relaciones largas. La que tiene con los relojes Omega suma 23 años. Dura, dice, porque comparten los mismos valores. Ahora ha extendido los vínculos entre ellos convirtiendo en imagen de la firma a su marido, Rande Gerber, y a sus dos hijos, Presley y Kaia. “Ya formaban parte, pero no oficialmente”, señala ella. La supermodelo asegura sentirse cómoda con esta decisión de convertirse en una familia anuncio. “Hay una historia real detrás de la marca”, justifica, “el reloj, además, es una cosa que los padres dan a los hijos en ocasiones especiales”. Crawford deja claro, en todo caso, que no va hacer con otras marcas con las que trabaja lo que ha hecho con esta última. “Mis hijos tampoco quieren”, explica, “buscan sus propias cosas, especialmente Kaia”. Cuenta que en el reciente desfile en Milán que conmemoró los 20 años del asesinato de Gianni Versace ya le dejó claro que no quería que desfilaran juntas. “Tranquila, lo voy a hacer con mis amigas”, le respondió Crawford. Y con ellas acaparó todos los focos tres décadas después de la explosión de las top models.
Al igual que cualquier madre, deja claro que para ella lo primero son sus hijos. También es consciente de que están muy expuestos a las redes sociales, aunque ella misma cuelga fotos de su vida en Instagram. “Ahora estará en casa o quizás conduciendo [acaba de sacarse el carné]. Me preocupa más pensar que está al volante que desfilando en París”, dice sobre Kaia, nueva revelación de las pasarelas internacionales a sus 16 años.
El diseño de interiores es la gran pasión que comparte con su marido, Rande Gerber. “Su estilo es muy contemporáneo”, comenta, “siempre piensa en crear espacios para celebraciones. Yo soy más práctica y le recuerdo que el 98% del tiempo la casa es solo para nosotros”. “Respetamos mucho las opiniones del otro”, añade de un matrimonio que el año que viene celebra su 20º aniversario. “La combinación de nuestros gustos resulta al final mucho mejor”.
El de Cindy Crawford evolucionó durante toda su carrera. Es, de hecho, lo que mejor la definió como supermodelo. Sí reconoce que conforme se fue haciendo mayor ese gusto se ha ido definiendo, y hoy se siente más cómoda. “Si te preocupas por el estilo, te preocupas por lo que llevas puesto pero también por el coche que conduces, la música que escuchas o por la casa en la que vives”, explica.
La cocina es su sitio preferido de la casa. “Es el lugar natural de reunión de la familia, el primer sitio al que vas al levantarte. Será interesante ver qué pasa cuando los niños empiecen a dejar el nido”, añade. Kaia y Presley ya empiezan a caminar solos. Y Crawford dice estar lista para el cambio, aunque será duro.
Kaia entra de nuevo en la conversación, para revelar que “es muy específica en lo que quiere”. “Está empezando a desarrollar su propio gusto”, añade. “Las cosas evolucionan”, concluye, sin ocultar su emoción por haber estado con ella guiándola en su debut por las pasarelas de Nueva York, París, Milán y Londres. “Ha sido como un flash back a mi carrera como modelo a través de sus ojos”. Crawford cree que puede ser una buena guía para ella. “Lo que puede parecer sorprendente para una adolescente es que me escucha”, señala entre risas. Pero pese a actuar como su protectora, está tranquila. “Es cierto que hay más atención hacia ella porque en mi época no había redes sociales y porque es mi hija”, reconoce, “pero sabe más que cuando yo empecé. Lo maneja todo muy bien”.
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