Domingos negros
Rebrote de los populismos: del 24-S en Alemania al intento de secesión unilateral mañana en Cataluña
No lo vimos venir: el domingo negro de Alemania, el pasado día 24. Con la entrada en tromba en el Parlamento de Berlín, 94 diputados, de Alternativa para Alemania (AfD), un partido antieuropeo, xenófobo y populista. El ministro de Exteriores alemán, Sigmar Gabriel, dijo: “Tendremos verdaderos nazis en el Bundestag”. Por primera vez desde el final del nazismo. Durante unos meses estimamos taponado el ascenso de los populismos europeos, tras el gran susto del Frente Nacional en Francia, nos creíamos curados de espanto.
Los acontecimientos nos alcanzan, siempre imprevistos. Tuvimos el Brexit y luego a Trump, estábamos avisados. Pero Merkel, a la que ya algunos situaban como líder del mundo occidental tras la llegada del incompetente y extravagante presidente de EE UU, no supo verlo; creyó que no pagaría un precio excesivo por su política de bienvenida a refugiados. En el letargo de un adormecedor bienestar macroeconómico, con un paro mínimo, no calibró el malestar y la irritación de trabajadores precarios, con salarios bajos, que no soportan que el dinero de sus impuestos se emplee para el asentamiento, educación y sanidad de los otros, los nuevos alemanes.
Alemania era uno de los pocos grandes países de Europa, España felizmente aun lo sigue siendo, sin una extrema derecha parlamentaria. Austria puede sufrir el mes próximo otro domingo negro, con la llegada del populismo de ultraderecha y antieuropeo al Parlamento. Y las 5 estrellas populistas de Beppe Grillo aguardan un próximo rebrote electoral en Italia. Reverdece el populismo que no estaba muerto sino mal enterrado. En Reino Unido, el líder laborista Corbyn, anuncia “la muerte del neoliberalismo”. No olvidemos que el populismo funciona igual a derecha y a izquierda, como en España demuestra la práctica del tercer partido parlamentario.
Salta por los aires la idea de que Alemania estaba vacunada contra el extremismo por su pasado. Estaríamos ante el final del excepcionalismo alemán, en opinión del analista Gideon Rachman de Financial Times. Merkel, otra víctima de no saber retirarse a tiempo, tiene un problema tanto o más grave que la AfD: formar un Gobierno de coalición con los liberales del FDP, con un programa euroescéptico y que aspiran al ministerio de Finanzas. Una canciller más débil dificultará el relanzamiento de Europa que comenzábamos a soñar tras la llegada de Macron a la presidencia de Francia. En el Elíseo saltaron las alarmas. “Si el FPD entra en el Gobierno alemán, estoy muerto”, comentó Macron, según Le Monde.
Y vendrán más domingos negros. Mañana afrontamos otro en Cataluña, que afecta a las fronteras de Europa. Teñido de populismo, utiliza el nacionalismo y el desbordamiento de emociones del que se sirve la izquierda como palanca antisistema. Aun siendo legítima la aspiración independentista, no es tolerable la secesión fracturando una sociedad, saltándose el orden constitucional.
fgbasterra@gmail.com
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