Don Juan Carlos y doña Sofía, dos maneras de ser reyes eméritos
El padre de Felipe VI se acaba de proclamar campeón de vela a sus 79 años, mientras que su esposa sigue con más vida oficial de la que se esperaba
Lo dijo la propia doña Sofía pocos meses después de que su hijo Felipe se convirtiera en Rey de España: "Pensé que ya no hacía falta, que no me necesitaban pero no paran de llamarme para que vaya a sitios". Tres años después del cambio en la Corona, los reyes eméritos han seguido caminos separados y muy distintos no solo en lo personal, también en los institucional. Mientras que la madre de Felipe VI sigue participando en la vida oficial, su marido no lo hace tanto lo que le permite vivir dedicado a su ocio y a recuperar su pasión por la vela. Esta semana se ha proclamado, a sus casi 79 años, campeón del mundo de veleros clásicos clase 6m.
Este título mundial ha sido toda una inyección de moral para don Juan Carlos que afectado por sus numerosas operaciones quirúrgicas pensó que nunca más llegaría regatear. De hecho él y su inseparable amigo Josep Cusí escenificaron una especie de despedida. Pero fue Pedro Campos quien encontró la manera de que el Rey emérito pudiera volver a hacerse a la mar en una embarcación de origen finlandés que le permite ir sentado a la caña sin tener necesidad de moverse. Precisamente en Vancouver (Canadá) estaba el Rey emérito cuando en Madrid se homenajeaba a Ángel Nieto, su gran amigo y del que se preocupó hasta el último momento, llegando incluso a enviar a su médico personal a la clínica en la que estuvo ingresado el motorista en Ibiza después de sufrir el accidente que le costó la vida. Una ausencia que extrañó a muchos.
El nuevo Bribón, con el que ha ganado el mundial, está anclado habitualmente en Sanxenxo y hasta allí se desplaza don Juan Carlos muchos largos fines de semana entre marzo y noviembre para entrenarse. Este verano también pasó unos días en esta localidad de Pontevedra, aunque no pudo permanecer todo el tiempo que tenía previsto debido al atentado ocurrido en las Ramblas de Barcelona el 17 de agosto.
El Rey emérito suele visitarr todos los años unos días la Costa Azul pero este verano viajó también a Irlanda acompañado de un grupo de amigos entre los que se encontraba Marta Gayá. La mallorquina, que llegó a la vida del padre de Felipe VI hace 20 años, nunca ha dejado de tener relación con don Juan Carlos, aunque desde el pasado mes de enero el contacto se ha reforzado, una vez que desapareció de su vida Corinna zu Sayn-Wittgenstein.
En esta nueva vida alejado de la primera línea, el Rey emérito acostumbra a viajar no solo por el extranjero también por España donde se le ha visto en varias ferias taurinas acompañado, casi siempre de su hija Elena y de sus nietos Felipe y Victoria.
Desde su abdicación en junio de 2014 ha protagonizado cerca de 80 actos y ocho viajes oficiales, muchos de ellos de carácter cultural, pero también de contenido político, como la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC, la inauguración del Canal de Panamá, los funerales de Fidel Castro o varias tomas de posesión de presidentes iberoamericanos. Don Juan Carlos se mostró muy irritado cuando se le excluyó de la ceremonia parlamentaria del 28-J en la que se conmemoró el 40 aniversario de la constitución de las Cortes. Le disuadieron de hacerlo por motivos protocolarios para que no coincidieran un rey en ejercicio y otro emérito en un acto de valor institucional. Desde ese día su agenda oficial está practicamente en blanco y casi no utiliza su despacho del palacio Real.
Hija de reyes, hermana de rey, esposa de rey y madre de un rey, Sofía de Grecia ha desempeñado un importante papel institucional junto a quien ha sido su marido durante más de medio siglo. Su sentido de la responsabilidad y su compromiso con la Corona han imperado en estos años de luces y, a veces, sombras. Desde que se produjo el relevo en la institución, en 2014, todo ha sido más fácil para doña Sofía. Su papel de secundaria de lujo le ha ayudado a poder dedicarse con más intensidad a ser abuela y madre y menos a ser Reina. Una trayectoria vital que ha estado siempre marcada por las obligaciones derivadas de su relevante puesto dentro de la monarquía española.
Doña Sofía está muy unida a su hijo Felipe quien ha querido que su madre siga estando presente en la agenda oficial de la Casa del Rey en cuestiones que sabe que a ella le interesan. Un ejemplo: mientras don Juan Carlos regateaba en Canadá, ella presidió junto al presidente de la República Portuguesa, Marcelo Rebelo de Sousa, la inauguración del Alzheimer´s Global Summit en Lisboa.
El lunes por la noche los Reyes eméritos se reunirán tras el verano para asistir a una cena de gala conmemorativa del 40º aniversario del Círculo de Empresarios en el Club Puerta de Hierro de Madrid. La agenda todavía les mantiene unidos de vez en cuando.
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