México ante la tragedia
México merece toda la ayuda que pueda necesitar y solicite en estos momentos
El terremoto que este martes ha asolado México ha vuelto a poner a prueba el coraje de los mexicanos y la capacidad de reacción de autoridades y servicios de emergencia. La naturaleza ha tenido una trágica manera de recordar el seísmo de 1985 que causó miles de muertos y más de un millón de desplazados. A los más de 220 muertos y centenares de heridos hay que sumar los graves daños materiales entre los que destacan las dos escuelas que se hundieron con sus alumnos dentro como consecuencia de las sacudidas.
México merece toda la ayuda que pueda necesitar y solicite en estos momentos. Las expresiones de solidaridad mostradas por diversos mandatarios mundiales –entre ellos el presidente del Gobierno Mariano Rajoy— deben ir acompañadas –como sin duda será— de una puesta a disposición de equipos y material que puedan colaborar en las tareas de rescate y normalización de la vida.
Aunque la fuerza de la naturaleza sea imparable, la alta cifra de edificios hundidos o dañados –entre ellos la redacción de EL PAÍS en Ciudad de México— hace necesario que se extremen los controles en las construcciones de manera que se apliquen rigurosamente todas las medidas técnicas disponibles para minimizar el daño de los terremotos. Del mismo modo deben mejorarse en la medida de lo posible los sistemas de alerta temprana.
En cualquier caso, lo urgente ahora es atender a las víctimas. México ha vivido una tragedia de la que se repondrá, como ha hecho siempre, demostrando la tenacidad y coraje de sus ciudadanos.
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