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Columna
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El insecto

No espere el futuro visitante hallar allí la menor muestra de vida: tendrá más probabilidades si la busca en Marte.

Salas de Protohistoria del Museo Arqueológico Nacional, en la imagen la Dama de Elche.Foto: atlas | Vídeo: © CARLOS ROSILLO
Javier Sampedro

Dos mil quinientos años pueden parecer un soplo, pero de ahí data la joya de la corona del Museo Arqueológico de Madrid. Los arqueólogos internacionales la conocen como Lady of Elx,la Dama de Elche, y llevan 120 años fascinados por ella. Les deja perplejos que la escultura sea obra de los íberos, como revelan su procedencia y su datación, y sin embargo muestre en su factura la inspiración evidente del helenismo. Algunos estudiosos creen que representa a la diosa de Cartago, Tanit, consorte de Baal, deidad bereber y fundadora mitológica de Ibiza, lo que no deja de ser un currículum.

De repente, sin embargo, el viernes pasado sobrevino la catástrofe. Allí arriba, donde la diosa de los bereberes ya no luce su túnica ni su mantilla, muy por encima de sus collares y filigranas y copias de joyas jónicas de tres siglos antes, más arriba de su célebre peineta de fallera y en todo lo alto de su armazón y su velo, caminaba una humilde hormiga. Un visitante del museo la percibió, la fotografió y la desparramó por las redes sociales. Fue tal el impacto que el autor se asustó y retiró su obra de la Red. Entre otras reacciones, la alcaldía de Elche reclamaba a Madrid la posesión y resguardo de la diosa de caliza, vista la racanería que parece mostrar la capital con sus protocolos de desinsectación.

Con todo, la dirección del museo no necesitó ver el material digital, o más bien no llegó a tiempo de verlo. Los directivos solo tuvieron que bajar de sus despachos para ver allí, en la urna de la Dama, encima de la cabeza divina, en lo alto de la consorte de Baal, a la hormiga desafiante y molesta, embarazosa y multimediática que les estaba exponiendo a mucha ruina y penalidad. El director del museo no lo dudó. Desconectó, desinfectó y desinsectó no ya la Dama de Elche, sino el museo en su vasta totalidad. No espere el futuro visitante hallar allí la menor muestra de vida: tendrá más probabilidades si la busca en Marte.

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Si algo cabe concluir del pleno parlamentario de ayer, es que estamos tan atascados como la hormiga que escaló a lo alto de la Dama de Elche. Un debate sobre la corrupción se convirtió en otro sobre el soberanismo, Irán, Venezuela, Lasa y Zabala con una facilidad pasmosa. Son cuestiones importantes —quizá tanto como la desigualdad, la pobreza, la independencia judicial o las noticias falsas—, pero muchos ciudadanos no estamos seguros de que eso tocara ayer. Un atasco.

¿Sabes qué haría ahí el director del museo arqueológico? Exacto.

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