Edificios que enseñan a crecer
El estudio AGI Architects levanta en Kuwait un rascacielos que trata de evitar el sol y atrapar la luz
Parece una perogrullada recordar que cuando unos arquitectos trabajan en Kuwait, o en Dubai, deben intentar evitar el calentamiento del sol. No lo es. Es más bien una necesidad. Cada vez resulta más excepcional que lo hagan. Cuando uno visita una ciudad del Golfo Pérsico no entiende cómo ni el sol ni la arena disuaden a los promotores, y a los arquitectos, de construir nuevos rascacielos con fachadas de vidrio.
Nasser Abulhasan y Joaquín Pérez-Goicoechea no tuvieron esa tentación. Tras conocerse en Estados Unidos -Abulhasan había estudiado en Virginia, Pérez Goicoechea en Madrid y coincidieron en la Escuela de Arquitectura de Harvard-, el español abandonó el estudio de Antonio Cruz y Antonio Ortiz para fundar con Abulhasan el estudio AGI Architects. El despacho es hoy una empresa bicéfala en la que 40 ingenieros paisajistas y arquitectos de varios lugares del mundo trabajan entre las oficinas de Madrid y Kuwait. Y aunque una década después construyen en el Golfo Pésico buena parte de sus proyectos, sus intervenciones no son globales. Están más apoyadas en la lógica de la tradición actualizada que en el crecimiento acrítico de un idioma internacional.
Esta torre de viviendas levantada en Salmiya (Kuwait) demuestra cómo la lógica de la tradición define los diseños de este estudio. Es la ubicación, y el material que recubre la fachada, lo que mejora el confort de los inquilinos, reduce el consumo energético y facilita el mantenimiento de la que han llamado Torre del Viento. Para empezar será el viento el que lidie con la fachada de granito “una gran escultura monolítica de fácil mantenimiento”, apuntan. Con el sol han lidiado los proyectistas ubicando todos los servicios en la fachada sur para construir así una barrera térmica que retenga el calor y permita abrir el edificio al norte y a las vistas sobre el Golfo. La ventilación cruzada entre esas dos fachadas, otro clásico de la lógica sostenible, contribuirá, también, al confort de los habitantes y al ahorro en climatización. Un zócalo de espacios comunes –piscina y gimnasio- retoma, finalmente, la tradición de los patios que también aíslan, dejan pasar la luz, crean huecos de ventilación y recuperan la lógica constructiva local en los edificios de un mundo global.
Precio por metro cuadrado según arquitectos: 965 euros.
Fotos: Torre del viento, levantada por AGI Architects en Salmiya (Kuwait) / AGI Architects.
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