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CLAVES
Columna
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El final de Trump

Motivos para soliviantar a la opinión pública no han faltado en lo que lleva de mandato

Sandra León
Donald Trump tras su declaración sobre los disturbios de Charlottesville.
Donald Trump tras su declaración sobre los disturbios de Charlottesville. Pablo Martinez Monsivais (AP Photo)

¿Quién no ha pensado alguna vez en el final político de Donald Trump? A juzgar por sus bajos niveles de aprobación, seguramente son muchos quienes elucubran con anhelo sobre el final de su presidencia. Motivos para soliviantar a la opinión pública no han faltado en lo que lleva de mandato. El último, hace unos días, al reaccionar con tibieza frente al ataque de un neonazi a un grupo de manifestantes antifascistas en Charlottesville.

Más allá del grado de antipatía que susciten las acciones de Trump, desde el punto de vista del análisis político su supervivencia plantea un interrogante sobre cuáles pueden ser las fuentes de deterioro de su poder: ¿los contrapesos institucionales, la división dentro del partido o la retirada de apoyo de los votantes?

Los votantes son quienes hasta ahora están más lejos de convertirse en una explicación del futuro político de Trump. A pesar de su baja popularidad, ni sus declaraciones ni su actividad legislativa parecen haber hecho mella entre los electores republicanos (su aprobación en este grupo es del 82% según Gallup). Segundo, porque la polarización ha aumentado la aversión entre el electorado republicano y demócrata. Por primera vez desde que existen datos, la mayoría de electores republicanos y demócratas tienen visiones muy negativas del otro partido. Esto dificulta el trasvase de voto y, por lo tanto, el castigo electoral.

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De momento, el freno esencial al presidente Trump están siendo las divisiones dentro del Partido Republicano junto con los contrapesos institucionales a la presidencia. La incapacidad del presidente de aunar al sector moderado y radical de su partido para poner fin en el Senado al Obamacare ha debilitado su liderazgo. Que consiga recuperarlo en el futuro es más complicado. En las elecciones a la Cámara de Representantes y al Senado previstas en 2018 el Partido Republicano perderá apoyos, como viene siendo habitual en este tipo de comicios. Las críticas de sus potenciales rivales dentro del partido tendrán eco y ganarán espacio, marcando el grado de fractura interna hasta las próximas presidenciales. @sandraleon_

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