Tiempo, naturaleza y arte contemporáneo
Los proyectos artísticos que la relojera suiza Audemars Piguet presenta este año llevan la firma de creadores como Lars Jan, Elena Bajo, Cheng Ran y Sebastián Errazuriz
Lo comentaba Olivier Audemars tras la cena que siguió a la presentación de la colaboración entre Audemars Piguet y Art Basel el pasado mes de junio: la relación de la relojera suiza con el arte contemporáneo comenzó en el momento exacto en que la familia Audemars comprendió que los artistas podían ayudarles a ver su trabajo desde otro punto de vista. Sucedió en 2013, cuando el fotógrafo británico Dan Holdsworth transformó un encargo de la firma –fotografiar el Valle de Joux, donde se ubica la manufactura de la casa– en una reinterpretación de la propia historia de Audemars Piguet, su relación con el paisaje que la circunda y su visión de la alta relojería. Desde aquel momento, comentaba el vicepresidente del Comité de Dirección (y cuarta generación familiar al frente de la relojera), el compromiso con el arte contemporáneo ha sido una constante en su trabajo.
El espacio de la firma en la zona VIP de la edición más reciente de Art Basel, la feria de arte contemporáneo más importante y prestigiosa del mundo, ha sido un buen ejemplo de ese compromiso: Second Nature, una obra del artista y diseñador chileno Sebastián Errazuriz, daba la bienvenida al visitante con toda una declaración de intenciones. La obra, una escultura que replica el tronco de un árbol pero que ha sido elaborada en madera a través de sofisticadas técnicas digitales, plasmaba el idilio entre naturaleza y tecnología que vertebra la relojería artesanal y, de un modo particular, la que se produce en las montañas del Jura suizo.
Se trata de una zona recóndita y no siempre bien comunicada, que durante el invierno suele quedarse aislada debido a las fuertes nevadas que bloquean carreteras y comunicaciones. Fue precisamente durante esos largos periodos de incomunicación cuando los habitantes de la zona empezaron a idear, como forma de pasar el tiempo, relojes dotados de sofisticadas complicaciones que darían origen a la relojería moderna. La manufactura de relojes de Audemars Piguet nació precisamente a raíz de esa rara habilidad fruto de años de paciencia y artesanía.
De hecho, el público que acudió al lounge de Audemars Piguet durante Art Basel 2017 pudo sumergirse, durante unos minutos, en esa misma atmósfera de concentración: la videoinstalación Circadian Rhytmn, del artista chino Cheng Ran, es precisamente una evocación del paisaje del Jura mediante imágenes enigmáticas que laten al ritmo de un reloj mecánico de la casa. La obra ya había podido verse en Art Basel Hong Kong, porque la relojera siempre intenta que sus proyectos de arte tengan recorrido y estén interrelacionados.
Otro gran acontecimiento de Art Basel 2017 fue la presentación oficial de Lars Jan, el artista que tomará el relevo como seleccionado para la tercera Comisión de Arte Audemars Piguet. El norteamericano ha forjado una trayectoria impecable en los últimos años con un lenguaje que parte de la performance y el arte público para interrogarse acerca de los grandes desafíos globales. Posiblemente su proyecto más ambicioso sea Holoscenes, una instalación que presentó este año en Times Square (Nueva York) y que consiste en grandes tanques de agua en los que artistas materializan una performance que alerta de los riesgos del cambio climático. Jan, que acudió a Art Basel 2017, dio algunas pistas acerca del proyecto que llevará a cabo para Audemars, y que se desvelará este próximo mes de diciembre, en la tercera sede de Art Basel, en Miami Beach: el tema será el diálogo entre la naturaleza y lo artificial, tendrá un formato poco habitual y ofrecerá una experiencia inmersiva, algo habitual en la obra de este artista que nunca ha estado lejos del activismo.
Desde luego, 2017 está siendo un año intenso –artísticamente hablando– para Audemars Piguet, que inauguraba la temporada en febrero concediendo el V Audemars Piguet Award ARCOmadrid 2017 a Elena Bajo (Madrid, 1976) y presentando su trabajo en el lounge Audemars Piguet de la feria madrileña. All Tangled Up In a Fading Star, la instalación que esta creadora multidisciplinar había presentado por primera vez en García Galería, refleja también una mirada personal y crítica sobre el consumo y la destrucción del medioambiente. Sin duda, un tema que atañe directamente a la filosofía de Audemars Piguet, la manufactura relojera más antigua todavía dirigida por la familia que la fundó basada en principios como el contacto con el paisaje y la naturaleza, la artesanía y la creación de piezas únicas que desafían al paso del tiempo. En el fondo, hay que ser un poco artista para lograrlo.
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