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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Respeto para las ONG

Italia se equivoca al convertir a las organizaciones humanitarias en sospechosas de colaboración con las mafias

Rescate de inmigrantes en el Mediterráneo
Rescate de inmigrantes en el MediterráneoEFE

El requerimiento hecho por las autoridades italianas a las ONG que operan en tareas de rescate en el Mediterráneo para que cumplan un código de conducta bajo la amenaza de que si no lo hacen no les permitirán desembarcar en sus puertos es un error mayúsculo. Sugiere que las ONG colaboran con las mafias cuando en realidad suplen las tareas de salvamento que las autoridades comunitarias no desempeñan. Los miles de refugiados y migrantes salvados por esas organizaciones avalan la necesidad de su presencia. Y los ahogados y desaparecidos demuestran que los dispositivos desplegados no son suficientes para evitar las tragedias. Que las mafias se aprovechen de la presencia de equipos de rescate para apurar la ocupación de las balsas es lamentable, pero en absoluto imputable a las ONG.

Editoriales anteriores

En el código de conducta que propone Italia se establece la prohibición de entrar en aguas territoriales de Libia; tener siempre en funcionamiento los radares de localización; no emitir señales que faciliten las salidas; no contactar con los traficantes; garantizar la capacitación de los socorristas; cooperar con la policía costera, y declarar las fuentes de financiación.

Las ONG, entre las que se encuentran organizaciones tan acreditadas como Medicos sin Fronteras, Save the Children o la española Proactiva Open Arms, aseguran que ya cumplen estos requisitos. Si no lo hacen, las autoridades italianas deben probarlo. Pero lo que no es aceptable es que conviertan en sospechosas a las organizaciones humanitarias que operan en la zona. Es comprensible el nerviosismo de Italia ante la avalancha de migrantes que recibe y también que se sienta abandonada por el resto de la UE en la gestión de este grave problema. Que la UE haya anunciado por fin más recursos para ello es una buena noticia, pero insuficiente. En todo caso, lo que no debe hacer es redirigir su malestar contra quienes realizan una labor humanitaria que salva miles de vidas.

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