El peligro de los cargos a perpetuidad
El mundo del fútbol anda revuelto. La detención de su máximo dirigente, Ángel María Villar, acusado de diversos cargos, supone un duro golpe a un personaje controvertido desde hace bastantes años y a unas estructuras que le arroparon a la sombra de los éxitos que obtuvo la selección española de fútbol. Permanecer 29 años en un cargo de enorme repercusión social y de prestigio, que mueve y genera cantidades enormes de euros, resulta muy tentador. Deberían limitarse los mandatos; hay que tomar medidas que, en la medida de lo posible, mitiguen estos efectos colaterales. Todos sabemos que las elecciones se pueden comprar. Hay una sensación generalizada de que el intocable deporte rey debe ser investigado y controlado de una manera mucho más eficaz.— Manolo Romasanta Touza. Sigüeiro, Oroso (A Coruña).
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