El cuerpo de Marta Carrasco
La crítica sobre un espectáculo de la artista catalana, en la que se hacia una alusión a su físico, provoca numerosas quejas
Marta Carrasco es una artista rompedora, amada del público y acostumbrada a los elogios de la crítica. Y sumamente elogiosa era la que le dedicó Carmen del Val en EL PAÍS de Cataluña, a propósito del espectáculo Perra de nadie, una pieza de teatro-danza que representó Carrasco en el festival Grec la pasada semana.
Del Val, crítica de danza de EL PAÍS, decía entre otras cosas: “Sentada en una silla, vestida con una combinación negra, su cuerpo, machacado por la vida, emana la misma sensualidad que el de Serafina, la protagonista del drama de Tennessee Williams La rosa tatuada, cuya película interpretó Anna Magnani (…) Este espectáculo, (…) encontró en la intimidad de la Sala Hiroshima, en el marco del festival Grec, el lugar ideal para entablar un duro diálogo con el público, que desde el primer momento se quedó subyugado por la personalidad de Marta Carrasco”. Como ven, una crítica muy positiva que ensalzaba el arte de Carrasco y le otorgaba una elevada puntuación. Sin embargo, ha sido el párrafo con el que iniciaba su texto Del Val el que ha desatado una auténtica avalancha de quejas, muchas de las cuales han llegado a mi buzón.
La frase inicial era la siguiente: “Marta Carrasco está algo gruesa. En ninguno de sus vestidos puede subirse la cremallera hasta arriba. Y su pelo pide un tinte a gritos. No obstante, está magnífica en su último espectáculo..."
Frase que a Jazmina Zuazaga Bolton le parece “indignante”, y por la que solicita “una disculpa pública”. En parecidos términos se expresan Rosa Galitó Cava, que pide respeto para las mujeres, Igualmente crítico es el mensaje que me ha enviado Laura Giberga. Otra lectora, Lali Álvarez, califica de “inaceptables” esas primeras líneas de la crítica, y añade: “En un momento en el que las mujeres estamos luchando para salir de la invisibilidad, y hacerlo dignamente, es intolerable que un periódico como el suyo permita este tipo de críticas nada profesionales y absolutamente machista”.
Javier Galito-Cava, con el que he mantenido un intercambio de mensajes, señala en el último: “Les pido que dirijan su atención a los miles de lectores de su periódico y no solo a la artista en cuestión sobre la que habla la crítica. La manera en la que contribuimos a que ciertos prejuicios y estereotipos se perpetúen hasta enquistarse es responsabilidad de todos. Ustedes tienen una voz que escuchan demasiadas personas como para no prestar atención a ciertos comentarios.
Que además [la autora de la crítica] recalque sus comentarios con el “No obstante está magnífica en su último espectáculo (…)” es, desde mi punto de vista, lo que requiere de una acción de retracción y no una palmada en la espalda por lo que acaba siendo una brillante crítica. No para que yo, un hombre de 47 años que tiene tiempo para escribir este correo electrónico se sienta reivindicado y pueda tener la razón, sino para que aquellas personas que hayan sentido su bofetada puedan irse a la cama sabiendo que lo que sienten sí importa. Y que ser humano no significa no cometer errores sino saber aprender de cada uno de ellos aceptando su responsabilidad”.
He remitido las quejas a Carmen del Val, quien me escribe lo siguiente:
“Ante todo pido disculpas por si alguien se ha sentido ofendido por el principio de mi crítica sobre Marta Carrasco en el espectáculo, Perra de nadie. Una excelente crítica en a que ensalzo los valores de actriz de esta bailarina y a la que comparo con la gran Anna Magnani, curiosamente parece que nadie se haya dado cuenta de este dato. Me pareció necesario describir su físico, ya que es la propia Carrasco quien lo utiliza para enfatizar el patetismo que emana de su personaje. En ningún momento se ha tratado de comentarios peyorativos”.
Jacinto Antón, jefe de la sección de Cultura de la redacción de Barcelona, explica por su parte:
“De entrada, cuando alguien se siente honestamente ofendido por un texto que publicamos en nuestras páginas vaya por delante mi disculpa. Pero creo que la crítica de Carmen ha sido en general mal leída –lo he comprobado, hay gente que se ha quejado y no ha pasado de la primera línea, la que ha circulado por las redes- y no se ha tenido en cuenta que en realidad es un texto extremadamente elogioso con la bailarina y su espectáculo, hasta el punto de utilizar expresiones tan indiscutibles como que la creadora está “magnífica”. Queda claro que Carmen está describiendo el que considera uno de los mejores trabajos de danza del festival Grec. En cuanto al polémico comentario sobre el aspecto físico de Carrasco, aparte de que no parece irrelevante describir el cuerpo de una artista que lo usa precisamente como su herramienta de trabajo, unas líneas después la crítica lo compara con el de la actriz Anna Magnani, lo que me parece que resulta muy elocuente. Carmen es una crítica concienzuda y que conoce su oficio. De hecho, viajó previamente a Olot para visionar el espectáculo de Carrasco cuando se presentó el embrión del proyecto, y ya entonces lo valoró muy positivamente, anunciando que sería una de las sorpresas más gratas del festival. Carmen del Val colabora con la sección de Cultura desde hace más de veinte años y siempre ha demostrado un enorme respeto y cariño por los bailarines y su arte. Esta semana misma vamos a publicar la entrevista que le ha hecho a la nueva directora del Mercat de les Flors, la casa de la Danza de Barcelona. Se ha mostrado a veces dura con algunos espectáculos (lo que va con el oficio de crítica) pero es una profesional respetada y, en muchos casos, querida. No es ajeno a ello que ella misma ha sido bailarina y fue durante años editora de una muy considerada revista del género”.
El oficio de crítico, sea cual sea la disciplina abordada, es sumamente complicado y está expuesto a las quejas tanto de los artistas como del público que los admira. En este caso, entiendo que la mención al físico de Marta Carrasco y a su pelo haya desconcertado e irritado a algunos lectores. Y, más concretamente, a no pocas lectoras que han visto en la frase aludida un juicio estético a una mujer y a una artista cuyas cualidades están más allá de su aspecto. Sin embargo, hay que subrayar que la descripción que se hacía de Marta Carrasco no iba acompañada de ningún juicio de valor. Se hacía constar su aspecto como parte del material visual con el que esta bailarina ha “subyugado” al público, haciendo hincapié implícitamente en su valentía para enfrentarse a los cánones estéticos que atenazan a los bailarines, y al común de los mortales.
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