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MIRADOR
Columna
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Robot espacial

Los primeros en perder su empleo por culpa de la robótica han sido los astronautas

Javier Sampedro
Cientificos probando robots en el Etna, en Italia, en una imagen tomada el 2 de julio.
Cientificos probando robots en el Etna, en Italia, en una imagen tomada el 2 de julio.Antonio Parrinello (REUTERS)

Los primeros humanos en sufrir la competencia de los autómatas no han sido los taxistas ni los estibadores, sino los astronautas. El primer robot espacial se envió a la Luna hace justo 50 años, en la misión norteamericana Surveyor 3, y se dedicó a tomar muestras de nuestro satélite. Los soviéticos lanzaron poco después las misiones Luna 16 y Luna 17, que utilizaron el primer brazo robótico y el primer rover lunar. Desde entonces, los robots espaciales han crecido en autonomía e importancia hasta hacer innecesarias en muchos casos las costosas y arriesgadas misiones tripuladas. En realidad, la mayor parte de lo que sabemos sobre la Luna y Marte es el resultado de la exploración por robots. Así que ya lo ven, los primeros en perder su empleo por culpa de la robótica han sido los astronautas, tal vez los trabajadores más cualificados que existen en el planeta, y fuera del planeta.

Una crítica extendida contra la ciencia espacial sostiene que deberíamos ocuparnos antes de los problemas de la Tierra, y en particular de los que afligen a sus habitantes humanos, que de embarcarnos en misiones de alta tecnología para obtener un conocimiento inútil sobre nuestro arrabal del cosmos. Se trata de una opinión muy respetable, pero injusta y descaminada en el caso de la robótica del espacio. Los asombrosos avances de estas tecnologías en los últimos años son de aplicación directa a los problemas terrícolas más variopintos.

Por ejemplo, los robots diseñados inicialmente para la exploración planetaria serán de extrema utilidad cada vez que haya que cerrar una central nuclear, limpiar sus residuos y demolerla, y esto va a ocurrir muchas veces en los próximos años, empezando por Francia. Otro ejemplo son los robots cirujanos y la inteligencia artificial aplicada al diagnóstico y la terapia, que también se están beneficiando de los avances en robótica espacial. Y los servicios de emergencia, en los que ahora hay gente que se juega la vida, como en la desactivación de explosivos y la extinción de incendios.

Los ingenieros Yang Gao y Steve Chien citan más aplicaciones en una exhaustiva revisión para Science Robotics. Una es la minería de profundidad, donde los robots serán cruciales para la exploración, la excavación, la inspección y el mantenimiento; esto no solo ahorrará vidas humanas, sino que mejorará mucho la eficiencia del proceso. Otra actividad industrial de creciente importancia es la exploración del fondo oceánico, de donde se extrae una cantidad creciente de gas natural y recursos minerales. Y también la inspección y el mantenimiento de las redes de distribución de agua y la ayuda para la agricultura.

¿Preocupados por los robots? Miremos a las estrellas.

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