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Tentaciones

Fui a ver la obra de teatro de Rappel y parece un personaje de Shakespeare

El secuestro del adivino, con texto y dirección de Zenón Recalde, se puede ver hasta el 30 de julio en el Teatro Rialto, en plena Gran Vía madrileña

Sergio C. Fanjul

Han secuestrado al famoso vidente Rappel. Lo han hecho dos truhanes forofos del Atleti (y, por tanto, acostumbrados a fracasar) que quieren pedirle rescate a la cadena televisiva de la que el mentalista ha sido estrella durante las últimas décadas, TV5. Le recluyen en el sótano de una casa a las afueras, la misma noche en que se celebra un decisivo Atlético de Madrid-Barça. Así ocurre, al menos, en la recién estrenada obra teatral El secuestro del adivino, con texto y dirección de Zenón Recalde, que se puede ver hasta el 30 de julio en el Teatro Rialto, en plena Gran Vía madrileña.

“Se cuenta el hecho no muy conocido de que Rappel ha estado casado y ha tenido cuatro hijos”

Con este espectáculo, el vidente curtido en mil batallas televisivas, de programas del corazón a realities (Gran Hermano VIP, La Granja) pasando por numerosos horóscopos de revistas, salta a las tablas teatrales. Uno va con la mosca tras la oreja a ver actuar a Rappel, dispuesto a sacarle todos los defectos al novato, al intruso, pero el desparpajo y la serenidad del adivino es desarmante, como si estuviera sentado al lado de una mesa camilla en su casa o, mejor, en el plató de Tómbola, donde trabajó cinco años. Al fin y al cabo Rappel hace de él mismo y, como todos los pitonisos, lleva actuando toda la vida, porque la adivinación es imposible, y eso se nota. Le acompañan dos solventes actores en el campo de la comedia: Diego Molero y Daniel Navares. Anne Igartiburu colabora en un par de vídeos que simulan un programa televisivo, La noche de Anne, en el que entrevistan a Rappel. 

Si en otras obras teatrales de famoso de la tele, como la de Jorge Javier Vázquez, el famoso trata de contar su vida con todo lujo de detalles (muchas veces de forma pretenciosa o mitológica), en este montaje el famoso se pone al servicio de una historia de humor blanco (tiene chistes buenos y chistes que de tan malos son buenos) y solo se intercalan algunas anécdotas de la peripecia rappeliana. No se sabe si aquí el mentalista es el protagonista o el mcguffin. Se agradece la humildad. Aún así se cuentan algunas historietas, como por ejemplo, cuando Rappel encontró un pendiente perdido de Lola Flores en la sala de fiestas Florida Park (en la que el vidente trabajó diez años como relaciones públicas y organizó actuaciones de la Faraona, Rocío Dúrcal o Tom Jones) o el hecho no muy conocido de que ha estado casado y ha tenido cuatro hijos.

La obra tiene mucho de futbolero. A uno le producen cierta rabia otros videntes televisivos, como Sandro Rey (el doble español de Iggy Pop) o La sedienta de fama, cual vampira, Aramis Fuster

Es de sumo interés, también, ver de cerca su inconfundible atuendo: su barroca túnica, sus rarísimas gafas que parece que están al revés pero no (¿de dónde las sacará), su pedrería y su coleta de Fu Manchú rubio. Por cierto, en Internet se venden disfraces completos de Rappel, así es de icónico. También comprobar que, de cintura para abajo, Rappel viste unos pantalones y unos zapatos normales, como de ministro o de camarero, cosa que no se aprecia con facilidad en la tele. Lo del atuendo, tan personal, tiene que ver con que Rappel, antes de ser el vidente de los famosos (le leyó el porvenir a Franco pero también a Pasionaria, y a Severo Ochoa), empezó en el mundo de la moda, por tradición familiar, como modisto de la alta sociedad durante el franquismo, a la que accedió por medio de su amiga Nini Montian, Marquesa de Ampudia. Ahí empezaron a surgir sus presuntas dotes futurológicas.

En la obra se hace una ligera defensa de futurología, porque la industria de la adivinación televisiva “da de comer a muchas familias” y porque cada uno tenemos que aprovechar el universo que tenemos a nuestra disposición, “solo hay que saber leer entre líneas”. Otras veces parece que se la toman a chufla, como ocurre con el desternillante método de la “genealogía etimológica astral”, mediante el que hacen pronósticos sobre futbolistas, o cuando le mandan energía al Mono Burgos para que el Atlético gane al Barcelona. La obra, por cierto, tiene mucho de futbolero. A uno le producen cierta rabia otros videntes televisivos, como Sandro Rey (el doble español de Iggy Pop que recientemente se ha lanzado a la música, o a algo parecido) o a la sedienta de fama, cual vampira, Aramis Fuster. Sin embargo, qué quieren que les diga, el entrañable Rappel, con su tono de abuela comprensiva, parece ya de la familia, y más que un vidente es ya un personaje total, como de Shakespeare.

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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