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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

No resignarse a ser menos

El número de nacimientos ha caído en España un 21,4% desde 2008, el año de máxima natalidad

La natalidad no ha dejado de descender en España desde 2008.
La natalidad no ha dejado de descender en España desde 2008.KIKE PARA

En 2016 nacieron en España 11.906 niños menos que el año anterior. Sigue pues la crisis de fecundidad que ha llevado a que, por segundo año consecutivo, se produzcan más muertes que nacimientos. Lejos de resignarse al declive poblacional, los poderes públicos deben analizar las causas y tratar de aplicar políticas correctivas. El número de nacimientos ha caído un 21,4% desde 2008, el año de máxima natalidad, y no es casualidad que la tendencia comenzara a invertirse coincidiendo con el inicio de la crisis. Aunque sabemos que también influyen factores culturales, la economía incide sobre dos parámetros determinantes: las facilidades para tener hijos y la capacidad de atraer población joven extranjera. Ambas se redujeron por efecto de la crisis, agravando así una tendencia que ya había situado a España entre los países con menor natalidad.

Editoriales anteriores

Las mujeres españolas tienen cada vez menos hijos y más tarde. La tasa de fecundidad está en 1,32 hijos por mujer, lejos de los 2,1 que garantizaría el reemplazo poblacional y lejos también de sociedades próximas como la francesa (2,01), la sueca (1,88) o la británica (1,81). Conviene pues incidir sobre los factores que explican nuestra peor situación. El primero es una reducción brusca del número de mujeres en edad fértil por efecto de la crisis de fecundidad de los años ochenta. Este factor fue compensado años atrás con la inmigración, pero ahora los flujos migratorios se han invertido y son los jóvenes españoles los que emigran. El otro es el retraso de la primera maternidad —32 años de media—, muy relacionado con las condiciones de paro y precariedad que sufre la juventud. Si los jóvenes no se pueden emancipar, menos aún tener hijos. La forma de revertir la situación es lograr un sistema laboral más estable y aplicar generosas políticas de familia, como ha hecho Suecia, que ha aumentado su natalidad un 25,6% entre 2001 y 2014: permisos parentales remunerados, ayudas a la crianza y guarderías de calidad.

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