Contra la esencia de EEUU
La decisión del Supremo de EE UU que permite aplicar el núcleo duro del veto migratorio de Trump es una mala noticia
La decisión del Tribunal Supremo de EE UU que permite, aunque sea provisionalmente, aplicar el núcleo duro del polémico veto migratorio impulsado por Donald Trump es una mala noticia que amenaza con restringir en términos de libertades la política de aceptación de extranjeros de su país. Es además un espaldarazo a iniciativas semejantes, o incluso más radicales, que están en marcha en otros países.
Trump ha presentado esta resolución temporal a su favor como una victoria para la seguridad de EE UU, ya que el tribunal ha aceptado que el interés nacional prevalece sobre el posible daño del veto a inmigrantes y refugiados. Pero no es lo mismo: el presidente inocula en su discurso un elemento xenófobo muy peligroso para una democracia. El profundo sesgo discriminatorio —especialmente contra los musulmanes— que el inquilino de la Casa Blanca ha querido imprimir desde su primer día en el cargo al control de personas en las fronteras va contra la misma esencia de la fundación de Estados Unidos: una idea aplicada durante dos siglos que concibe al país como una tierra en la que personas de todo el mundo podían encontrar libertad —política y religiosa— y prosperidad. La advertencia hecha por tribunales de diferentes Estados de que el proyecto de Trump está contaminado de “intolerancia, animosidad y discriminación” no debería, por tanto, caer en saco roto.
Y aunque la decisión no es definitiva, y será revisada por el Supremo a partir de octubre, permite que ya desde ahora se cierren las puertas a refugiados y ciudadanos de numerosos países que no constituyen un peligro para nadie. Es más, la historia presenta la prueba irrefutable de que EE UU ha llegado al grado de superpotencia mundial y democrática gracias a personas llegadas de todo el mundo, entre las que se encuentran familiares del propio Trump.
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