El cambio climático es real
Un deprimente tapiz de hojarasca cubre ya en la atípica primavera tropical grandes avenidas de mi ciudad, ofreciendo un preocupante preludio de verano infernal. Pantanos en mínimos, cosechas arruinadas y golpes de calor son otras de las consecuencias de una anomalía climática mayúscula de la que tantos hablan pero tan pocos combaten. Los actuales estragos causados por este calentamiento global en nuestra sedienta y acalorada península son tan solo la antesala de un jaque climático en formación que se sabe que arruinará ecosistemas, agricultura y dejará inhabitable gran parte del territorio. A mi entender, la pasividad del Gobierno y de gran parte de la ciudadanía ante este letal fenómeno merece la más absoluta de las reprobaciones. España, uno de los países que más padece el cambio climático, debería liderar la lucha para revertir este inmenso peligro en vez de ser un firme potenciador del mismo ocupando el furgón de cola de los países de la UE.— Martí Gassiot Garriga (Barcelona).
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