Así no: 19 horrores del hombre al vestir en verano
Con la llegada del calor nos relajamos, pero el buen gusto no descansa
Por suerte la moda no es como el Derecho, donde la costumbre crea jurisprudencia. De existir una moda consuetudinaria habría que santificar la camisa desabrochada hasta el ombligo y las sandalias con calcetines, looks que si bien nunca hicieron realmente furor, cada año se repiten sobre la piel chamuscada de tozudos veraneantes devotos del cómodo-ante-todo.
Sus estilismos provocan dentera en los defensores del buen gusto. Aceptando que, por desgracia, es imposible erradicar el uso estas prendas —¿te imaginas un panel con sus iconos tachados, como el de los perros en las playas?—, explicamos por qué suponen un auténtico horror en época estival (y todo el año, de hecho).
Horror 1: Pantalón corto para ir a la oficina
“Denota demasiada informalidad y seguramente no le hará ninguna gracia al jefe que se está muriendo de calor con su traje dos piezas”, opina Javier Ollero, creador del blog especializado en moda masculina Rayas y Cuadros y cofundador de Martison. Vale, ¿y si trabajas en una de esas oficinas con futbolín, tipo Google? Aceptable, siempre y cuando la longitud sea la menos cantosa: “Ligeramente por encima de la rodilla”, especifica. “Si la persona es de corta estatura, un dedo más largo para que parezca más alta”.
Horror 2: Zapatos sin calcetines
A los expertos en moda no les convence…, y seguramente a los podólogos tampoco. “En teoría se pueden llevar sin calcetines —dice Carlos Primo, periodista y profesor de moda y coautor del libro Prodigiosos mirmodiones: Antología y apología del dandismo (2012)—, pero no siempre es recomendable, porque dependiendo del material el pie suda demasiado y el resultado es una guarrada y unos zapatos bañados en sudor. El pinki (el calcetín que solo cubre la planta del pie) es una buena opción si encaja con el modelo de zapato y no se ve. Personalmente defiendo aprovechar que es verano y utilizar alpargatas, mocasines ligeros o sandalias pensadas para llevar con el pie desnudo”.
Horror 3: Camisa desabrochada hasta mitad del pecho
Clásico del celtíbero español, encantado de alardear de pelo en pecho. Combínese con bañador de leopardo y cajetilla de Ducados en la región inguinal. “Igual que nunca deberíamos abotonar hasta el último del cuello a menos que sea para llevar corbata o pajarita —dice David García Bragado, fundador de la web Vestirse por los Pies—, tampoco es de recibo desabotonar más allá del tercero”. La cosa funciona así: “El primero, siempre desabotonado; el segundo, a veces, según el estilo de la camisa (si no es demasiado formal) y el momento (para ir a la playa vale, pero en la oficina igual es demasiado); el tercero nunca”. La naturaleza de la camisa también influye. “Si es buena, con un cuello de calidad, desabotonando el segundo no se desbocará, pero si la camisa es mala… el cuello se moverá más que un tío vivo en feria”, añade.
Horror 4: Bañador estilo Turbo (o Speedo)
También conocido como bañador de competición, como su nombre indica está diseñado para competir o, cuando menos, nadar. En las costas lo que se dice nadar, a no ser que seas David Meca, se nada poco. Y si optas por él para llamar la atención, pierdes el tiempo. “Conozco a pocas mujeres que sientan atracción por un hombre con turbopacket o aquellos cortos que parecen un pantalón de fútbol”, dice Ollero, que aporta alternativas para ir a la playa con estilo este verano: “La tendencia es el bañador clásico, que acaba holgadamente por encima de la rodilla, con microestampados divertidos de frutas, animales, flores o motivos náuticos. Con rayas, tanto verticales como horizontales, también están muy presentes esta temporada”.
Horror 5: Pantalón corto demasiado corto
Carlos Primo también establece el largo ideal “ligeramente por encima de la rodilla”. Llevar el pantalón como Tom Selleck te presentará como un tipo con un concepto viejuno de la palabra sexy. “Cuando veo a un hombre con un pantalón que cubre menos de la mitad del muslo, automáticamente me viene a la mente la imagen de Jane Fonda haciendo aeróbic o de Sabrina Salerno saltando en un escenario. Si esa es la imagen que quiere proyectar, adelante con el short extremo”, dice Carlos Primo.
Horror 6: Camiseta de fútbol
Disfrazarse de Cristiano Ronaldo o Messi puede tener algún sentido dentro de un estadio; hay quien piensa que fuera de allí también. ¿Si no por qué iban a estar los mercadillos de las zonas turísticas llenos de este tipo de prendas deportivas que arrasan entre personas de silueta muy poco deportiva? Al experto en moda Javier Ollero la imagen le retrotrae a cuando tenía ocho años y se pavoneaba con la camiseta de Pedja Mijatovic. “Lo hacía porque era un niño y estaba todo el día jugando al fútbol. ¿Es necesario que la lleves ahora con 30 años?”, se pregunta.
Horror 7: Chanclas para la ciudad
Su empuje ha disminuido en los últimos años, pero todavía hay quien se sube al metro en hora punta pensando que la próxima parada es “Ipanema” en vez de “Nuevos Ministerios”. “Son perfectas —dice Javier Ollero—, pero dentro de tu bolsa deportiva para ir a la piscina. El asfalto difiere bastante de la arena de la playa, y el olor que desprenden tus pies en el metro es bastante desagradable”.
Horror 8: Pantalón vaquero blanco
Evoca imágenes de la infancia, y el blanco está justificadísimo en verano (aunque no quita más calor que el negro), pero de ahí a decantarse por unos vaqueros níveos… “Para el blanco, mejor una tela de lino o mezclas de lana con seda en tejidos transpirables y frescos”, valora García Bragado. “El blanco es a los tejidos ligeros lo que el gris a la franela. En cualquier caso, el mejor color para un vaquero es el azul”.
Horror 9: Pantalón pesquero o pirata
Rafa Nadal ganó la final de Roland Garros de 2006 a pesar de lucir uno estos esperpentos, cuya finalidad nunca ha estado del todo clara (¿surfear? ¿recoger percebes?). Por alguna oscura razón, hay gente que sigue poniéndoselos. Para Carlos Primo, “es la bestia negra de la indumentaria veraniega: es tan incómodo como un pantalón largo y tan informal como uno corto. No es que la etiqueta (si es que tal cosa existe) lo condene; es que no sirve para nada”. “Posiblemente la pieza más chunga que se creó para el armario masculino”, atiza Ollero. “Los 2.000 tuvieron cosas nefastas y es sorprendente ver cómo todavía hay gente que se pone este pantalón, incluso con bolsillos en los laterales. Da igual que seas alto, bajo o mediano, no te favorecerá nunca”, sentencia Ollero.
Horror 10: Camisetas de grupos que no conoces
Sabemos que anhelabas el buen tiempo para exhibir tu camiseta de Guns N’Roses o de los Smiths, así que no vamos a chafártelo. Pero, tanto en verano como el resto del año, es importante que el nombre del grupo en cuestión no sea mero atrezzo. “Estas camisetas se pueden llevar siempre que se sepa al menos tararear una canción del grupo que aparece en la camiseta. Todo es válido si es auténtico. Yo me compré una camiseta de The Clash a los quince años sin saber quiénes eran, y al cabo de una semana tuve que hacerme con una copia de London calling para dejar de hacer el ridículo”, evoca Carlos Primo.
Horror 11: Ir de lino de pies a cabeza
Nos han vendido que este tejido, el lino, es como el granizado: solo para el verano. Dejando aparte que a veces pica (fatal en verano), hacer del lino un total look no es la mejor idea. “Hay trajes de este tejido muy elegantes”, concede Ollero. “No obstante, si no quieres parecerte a Marc Ostarcevic en una fiesta ibicenca, te recomiendo combinar el lino con otros tejidos como el algodón o la lana fría”. Transmite una imagen de viejoven bastante decepcionante.
Horror 12: Camiseta con eslogan gracioso
Ver estampadas frases como “Mariscos Recio” o “YouTube delgao” es desternillante…, siempre y cuando la prenda esté colgada en un escaparate. Llevarla puesta dice varias cosas de ti: 1) que usas camisetas de tres euros; 2) que eres muy gracioso, el típico chistoso de bar; 3) que eres un friki de la TV o Internet. Suficiente para que la gente se aparte a tu paso. “Llevar una camiseta cutre solo es válido para una despedida de soltero”, sostiene Ollero. “Si la llevas tú solo por la calle, la gente puede pensar que no tienes amigos”, ironiza.
Horror 13: Pañuelo en la cabeza
“El pañuelo se coloca en el bolsillo de la chaqueta, sí o sí, o se anuda al cuello como lo hicieron los hombres más elegantes de la humanidad: Cary Grant, el duque de Windsor, Bello Brummel, Agnelli, pero también todos los hombres del XVIII y hasta los romanos y griegos; los clásicos”, dice García Bragado. La bandana se puede llevar con cuatro nudos (modelo Paco Martínez Soria), un solo nudo atrás (modelo Steven Van Zandt, el guitarrista de Springsteen), tipo cachirulo (solo apto en las Fiestas del Pilar) o plegada a modo de cinta, como Nadal y Federer. Y curiosamente solo queda bien en los casos mencionados.
Horror 14: Sandalias con calcetines
“Las sandalias se utilizan solo en dos ocasiones: cuando vas de la tumbona a la orilla a darte un chapuzón (para no quemarte la planta de los pies) y en la ducha en piscinas públicas (para no coger hongos); y en tales casos no necesitas calcetines. Me atrevo a pensar que es igual de horrible que utilizar una corbata sin ellos; pocas cosas puedo recordar peores. Los calcetines son formales, las sandalias…, eso del máximo asueto”, comenta García Bragado.
Aun así, con calcetín los pies sufren menos. “Con las chanclas de plástico puede entrar humedad y entonces sufrirán los pies. Sería como llevar los pies metidos en una bandeja de agua. Estarían exentas las sandalias de cuero virgen que absorben la sudoración, pero cualquier material sintético exige calcetines”, dijo a ICON el podólogo Daniel Guerrero.
Horror 15: El ‘look’ explorador
¿Por qué muchos cuando visitan un país extranjero se transforman en exploradores? Para ir al Serengueti, pase, pero ¿para caminar por París? Hablamos de bermudas llenas de bolsillos, sandalias de trekking, gorro de safari… “Por favor —dice García Bragado—. Las bermudas cargo están para cuando necesitas cantimplora, brújula y navaja boy scout… no para ir de compras”.
Horror 16: Zuecos de plástico
Sí, esos con agujeros que estás pensando. “Me parece absurdo llevar esas sandalias de plástico aparatosas y teóricamente ergonómicas con la excusa del calor, cuando se pueden calzar alpargatas, que son transpirables, ecológicas, artesanales y además bonitas”, defiende Carlos Primo.
Horror 17: Sandalias de centurión
Afortunadamente en declive, es una de esas tendencias que todos sabíamos que no podían durar mucho en el candelero, como las botas de mosquetero hasta la rodilla de las chicas; bueno, lo sabíamos todos… o casi todos. “La mayoría de las firmas intentaron colárnoslas hace dos años y no llegaron a calar. ¿Por qué? Porque solo funcionan en la tarima de una discoteca de Ibiza”, dice Ollero.
Horror 18: Calcetines negros con pantalón corto
Hey, que no te has enterado: estamos en verano, único momento del año en que puedes mandar a paseo tus calcetines ejecutivo o similares. Pues nada, hay quien se empeña en tan nefasto maridaje incluso con shorts. “Con pantalón corto no favorece ningún calcetín”, zanja Ollero. “Hay muchos hombres que no lo saben o les da vergüenza llevarlos, pero los pinkies son el mejor invento de los últimos años”.
Horror 19: Collares, abalorios y recuerdos de Tailandia en general
No son sino una forma de manifestar al mundo que hemos visitado latitudes remotas, lo cual nos hace viajados e interesantes. Pero si queremos darlo a conocer, siempre mejor mediante la comunicación verbal, no textil. “Volvemos a los 2000 y las primeras ediciones de Gran Hermano, ¡cuánto daño hicieron a la sociedad! ¡Y a los surferos, los únicos capaces de lucirlos con credibilidad!”, protesta Ollero. Que lo sepas: nadie distinguirá tu rosario tibetano del que venden los ambulantes en la playa de Gandía.
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