Naciones Unidas conmemora hoy el Día Mundial del Refugiado con renovados llamamientos para hacer frente a la peor crisis de desplazados que afecta a más de 60 millones de personas
Niños sirios durante una tormenta de arena en el campo de refufiados temporal en Ain Issa, que acoge a personas que han huido del Estado Islámico, a 50 km de Raqa, el 10 de noviembre de 2016.DELIL SOULEIMAN (AFP)Refugiados rohinyá en el campo Kutapalong, en Bangladesh, el 8 de febrero de 2017.Allison Joyce (GETTY IMAGES)Desplazados iraquíes en su camino al campo de refugiados en Salamiya, huyendo de la lucha entre el ejército iraquí y el Estado Islámico, el 29 de mayo de 2017.Alkis Konstantinidis (REUTERS)Un naufragio en aguas del Mediterráneo, a unos 50 kilómetros de las costas libias, en un bote que se escoró y provocó que unas 200 personas cayeran al agua.Chris McGrath (GETTY IMAGES)Nasser Naasan, de 38 años, fue evacuado juanto a su familia por el Ejército sirio del barrio al Sukkari (Alepo Oriental) al campo de refugiados de Yibrin.Natalia SanchaCampo de refugiados de Borro, en Nigeria, el 23 de febrero de 2017.Pablo ToscoRefugiados rohinyá reconstruyen sus casas improvisadas, que fueron destruídas por el ciclón Mora, en el campo de refugiados Kutupalang, en Bangladesh, el 1 de junio de 2017.Mohammad Ponir Hossain (REUTERS)Migrantes esperan para recibir comida durante una naevada en un alamcén aduanero abandonado en Belgrado, Serbia, el 18 de enero de 2017.Marko Djurica (REUTERS)Un niño palestino en el campo de refugiados Shati, en Gaza, el 19 de junio de 2017.Mohammed Salem (REUTERS)Migrantes cubanos esperan en la oficina de migración, después de que se les otorgase un permiso de estadía de cinco días, en el municipio de Turbo, Colombia, el 3 de agosto de 2016.RAUL ARBOLEDA (AFP)Refugiados y migrantes en un bote de rescate después de ser asistidos por miembros de la Estación Costera de Ayuda a Migrantes, en Lampedusa, Italia, el 10 de junio de 2017.Chris McGrath (Getty Images)Mujeres y niños sursudaneses vuelven a casa con contenedores de plástico llenos de agua, en el complejo de casas de barro y tiendas del asentamiento de refugiados Bidi Bidi, en el norte de Uganda.Ben Curtis (AP)
