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Los semáforos que reivindican el respeto a las minorías

El Ayuntamiento de Madrid ha presentado una serie de nuevos semáforos que representan a mujeres y a parejas homosexuales. Colocar en el espacio público imágenes de minorías es clave para que la sociedad las acepte

Semáforos para ciclistas en Madrid.Vídeo: EPV
Pablo León

El Ampelmann de Berlín, el semáforo más conocido del mundo, sobrevivió por una demanda social. La figura creada en 1961, un hombrecito con un sombrero caminando en verde y parado en rojo, estaba en todos los semáforos de Berlín Oriental. Cuando cayó el Muro de Berlín en 1989, el Consistorio quiso homogeneizar las luces de los cruces de la capital alemana, pero a los ciudadanos no les pareció bien. Consideraban que eso significaba borrar de un plumazo parte de la historia de su ciudad y de su país. Parte de su identidad. Hubo protestas. Y ese muñequito se acabó manteniendo en la zona de la capital alemana que pertenecía a la República Democrática de Alemania. Actualmente, es un icono berlinés.

Semáforos igualitarios en Madrid.
Semáforos igualitarios en Madrid. P.L.

Esta semana, el Ayuntamiento de Madrid ha presentado una serie de nuevos semáforos que representan a mujeres y a parejas homosexuales. Un reflejo, en forma de señal, de la diversidad y de la tolerancia de la capital. “Estas luces hacen que la igualdad sea más visible", resumen desde el Consistorio. Cuando algo se convierte en una señal, de alguna u otra manera, se oficializa: esa sociedad –esa ciudad- reconoce ese símbolo como algo propio, un elemento que aparece en sus avenidas. Imágenes de las nuevas luces madrileñas aparecieron en redes sociales, generando comentarios –la mayoría positivos- sobre la medida. También hubo alguna ridícula opinión negativa reticente a ver reflejada en sus calles otras realidades.

Con la bicicleta pasa algo parecido. La capital, como muchas otras urbes del mundo, tiene algunas señales y semáforos con y para bicicletas. Cuando se estrenaron, algunos también las tildaron de ridículas. Pero esas señales son importantes. No solo porque integran en la ciudad a una minoría sino porque reconoce la singularidad de la misma. Aunque ahora mismo la bici tenga que respetar las mismas normas que el resto de vehículos, poseer señalización específica abre la puerta a que se cree un código diferente para las dos ruedas (como que los semáforos en rojo para coches y motos de algunas calles sean considerados ámbar por los ciclistas). También visibiliza el derecho que tienen los pedaleantes a circular libremente y con seguridad por sus ciudades. Eso también refleja la identidad de una ciudad.

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Actualmente en Internacional. Durante seis años fue redactor de Madrid, cubriendo política municipal. Antes estuvo en secciones como Reportajes, El País Semanal, El Viajero o Tentaciones. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Vive en Madrid y es experto en movilidad sostenible.

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