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el médico de mi hij@
Tribuna
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Pediatic: visiones distintas de la educación y la crianza se dieron cita en un mismo espacio

Se abre periodo de reflexión y vuelta a los orígenes. Ya no disfruto hablando, prefiero escuchar

He estado últimamente inmerso en la preparación del evento que os comentaba en mi anterior artículo y que se llama PediaTic. Por fin, se celebró el sábado pasado y ahora es el momento de echar cuentas, pagar deudas y recoger felicitaciones y críticas constructivas. No quiero abrumar con detalles ya que está todo grabado, y bien grabado, y podéis verlo tranquilamente en el canal de Youtube del evento que produjo Medicina Tv en videostreaming. Quiero en este artículo hablar de mis sensaciones personales.

Cuando se habla del estado de la infancia y de las redes sociales desde variados puntos de vista es normal que los resultados, si es que los hubo, sean dispersos y diferentes, pero muy constructivos. La presencia de pediatras, médicos, enfermeros, técnicos, marcas, neuropediatras, pacientes y periodistas, entre otros, dio para una gran variedad y nos permitió aprender mucho de otras experiencias. No solo las cortas charlas que sirvieron, de mostrador y enganche, para luego en los pasillos poder profundizar en la conversación en eso que, ahora, se llama networking.

Visiones muy diferentes de la educación y la crianza se dieron cita en un mismo espacio, no opuestas, ni mucho menos, pero si con sus características de "línea editorial" que aportaron gracia y amor por la infancia a partes iguales. Aprendimos a como mejorar nuestros blogs y nuestra participación en las redes sociales de la mano de Antonio Cambronero @blogpocket o Chema Cepeda de Salud conectada, disfrutamos con Marian García @boticariagarcia o con Mónica Lalanda, la médico ilustradora, que intentó mejorar la actuación de urgencia para que la próxima vez no le partan el cuello al niño Torres.

Conocimos que los nativos digitales no existen, de la mano de Susana Lluna y Wicho y que los peques no tienen ni puñetera idea y que hay que guiarlos en el aprendizaje. Que hay que estar muy atentos a aquello que aprenden con esos potentes ordenadores que dejamos en sus manos y con Angustias Salmerón vimos que la adolescencia es ese periodo donde el uso de Internet y las redes es más crítico y donde más apoyo necesitan para detectar los riesgos y peligros que al otro lado de smartphone podría haber. Para que sepan que esa foto que acaban de subir puede influir, por ejemplo, en su futuro laboral cuando su empleador haga una búsqueda en su historial o cuando sea político, no deba avergonzarse por haber publicado su imagen en ese estado.

Pacientes con enfermedades raras, pero no invisibles, y la app MyLeaf que en un próximo futuro creará un big data de síntomas y procesos minoritarios que ayudará en su diagnostico e investigación, con el fin de remedios y tratamientos al menos paliativos, sino definitivos.

Pero como decía Javier Krahe: "Dejadme que yo prefiera la hoguera". La mesa que se celebró a última hora de la tarde fue para mi el hijo preferido, si es que se puede querer más a un hijo que a otro. Se reunieron, para charlar durante una hora que pasó volando, seis profesionales para dar su versión de como entienden desde su espacio eso que llamamos noticias de la infancia. Como no, Cecilia Jan (la jefa) aportando inteligencia, prudencia y calidad en el mensaje, al igual que Leyre Artiz la directora de la revista Ser Padres, decana de la prensa maternal escrita. También estuvo Begoña González, de la agencia BestRelations, y su relación con la blogosfera maternal y marcas. La visión de una experta en publicidad que ha dado el salto de micro a macroinfluencer vino de la mano de Laura Baena y la sorpresa, doblemente agradable, porque no conocía al biólogo responsable de la agencia Sombradoble, que aportó la visión del científico al otro lado de la noticia, y la calidad humana de la periodista de 20 minutos y madre de un peque autista, Melisa Tuya.

A las preguntas de Amalia Arce, autora del Diario de una mamá pediatra, sobre cómo se puede controlar la publicidad y los contenidos publicitarios dirigidos a la infancia, o la postverdad en los medios e incluso la equidistancia de los periodistas en asuntos tan escabrosos como los antivacunas, se produjo un ameno debate donde destacó la petición del científico Carlos M. Guevara de tiempo para poder explicar bien las noticias y avances científicos en un mundo donde priman los titulares rápidos y la inmediatez.

La inteligencia y la pausa en el mensaje contrastaron con el mensaje rápido e inmediato de la blogosfera. Sobre el tema publicitario muy unido a la postverdad me preocupó enormemente el contrastar que mientras en periódicos generalistas como EL PAÍS o 20 minutos, el control de lo publicitado está fuera de las manos del periodista, en la blogosfera son las microinfluencers las que deciden qué se recomienda, "qué se prescribe", como dijo la representante del Club de las Malas Madres. Sin evidencia, ni ciencia alguna y guiadas por "expertos" los blogs de madre, -entiéndase que no todos ni mucho menos, hay grandes opiniones que lo hacen muy bien - deciden que unas mochilas producen displasias de cadera que son lesiones congénitas y no recomiendan su uso, para certificar que otras son lo mejor. O pontifican sobre el uso de chupetes, y marcas de biberones respetuosos con la lactancia, demonizando a otros.

Quiero recalcar para que no se me entienda mal que cuando hablo de blogs de madres, no me estoy refiriendo a la generalidad, ni mucho menos, igual que los pediátricos, enfermeros o fisioterapeutas hay de todo, éticos, lúdicos, comerciales y otros muchos movidos por los ingresos sin más.

Los medios potentes como este, toman medidas como explica Cecilia Jan contra la postverdad o las noticias directamente falsas como el caso Nadia, mientras que los blogueros son más accesibles a bulos y pseudociencias, la calidad puede flaquear siempre que la publicidad lo condicione. Tan solo blogs que asumen una ética y se apartan de mensajes patrocinados o publicitarios pueden ser referentes de calidad en pediatría, aportando contenidos y divulgando educación para la salud desde el más absoluto voluntarismo vocacional, compitiendo con la mediocridad trufada de ingresos económicos.

El bloguero sufre,aparte otros males derivados de la misma visibilidad, como comentaba en el artículo de la semana pasada,y corre el riesgo de convertirse en un "experto" y abandonar la realidad y el conocimiento, retroalimentando su propio ego para sucumbir en lo mediocre de lo comercial. Volver a pisar suelo de vez en cuando, compartiendo y aprendiendo de otros, hace que el bloguer se enriquezca, eso he pretendido en este PediaTic. Puesto que, a parte de actuar de cicerone no he abierto la boca para contar nada, he abierto las orejas para aprender y absorber todo lo que allí se dijo. Creo que salgo más sabio, creo que debo volver a mi blog abandonado y olvidar lo de dar clases de nada, porque desconozco todo.

Se abre periodo de reflexión y vuelta a los orígenes. Estoy dispuesto a aprender de todos. Ya no disfruto hablando, prefiero escuchar.

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