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Columna
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Empacho

Tras el triunfo de Sánchez, un cocido en pleno verano, una crema catalana amenaza con arruinarnos la digestión

Julio Llamazares
Llegada de Pedro Sánchez a la sede del PSOE junto a Adriana Lastra y José Luis ÁbalosUly Martín.
Llegada de Pedro Sánchez a la sede del PSOE junto a Adriana Lastra y José Luis ÁbalosUly Martín. © ULY MARTIN

Circula un chiste por Internet que puesto por escrito viene a decir lo siguiente: “Decían que no salía el Brexit y salió. Decían que no salía Trump y salió. Decían que no salía Pedro Sánchez y salió. Y yo decía que no salía y ya llevo cuatro gin-tonics”.Sobra decir que el que habla es un tipo apoyado en la barra de un bar.

Que todo lo que es factible puede suceder es algo que sabemos desde siempre, pero últimamente parece que lo que sucede es lo menos previsible, lo cual no sé si es bueno o si es malo; depende de cada cual. El triunfo de Pedro Sánchez en las primarias del PSOE, por ejemplo, tiene de malo (o de bueno) la inestabilidad política que genera, pues el Gobierno del PP necesita la abstención de los socialistas para gobernar y no parece que con Sánchez al frente de éstos vaya a tenerla. Pero de bueno (o de malo, depende; hay gente que no la desea) que restablece la democracia dentro de su partido. Que luego sea para bien o para mal de todos el tiempo lo dirá, pero a día de hoy lo que la victoria del resucitado Sánchez ha provocado ya es una convulsión política que, sumada a la corrupción y a la crisis, que aún no ha pasado del todo, y a la inestable situación internacional, con la espada de Damocles yihadista amenazando a medio planeta y con Corea del Norte haciendo experimentos nucleares día sí y día no, ha terminado por remover del todo las ya agitadas aguas políticas nacionales.

Por si faltara algo, después de todos esos platos cuya digestión persiste y persistirá por tiempo, casi a la vez que el triunfo de Sánchez, que para muchos ha sido como un cocido en pleno verano, de esos que no se digieren si no es con ayuda química, nos ha llegado el postre, una crema catalana que amenaza con arruinar la digestión del país por completo. O referéndum o independencia dicen los independentistas catalanes saltándose la ley a la torera como en su día hicieron los barones del PSOE con el mandato de sus militantes.

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¿Qué va a pasar? ¡Si yo lo supiera! De momento, lo único que yo me atrevo a vaticinar es que la digestión va a ser pesada y larga y que la crema catalana se nos va a atragantar a todos como alguien no entre en razón, que no parece por lo que se ve. Ojalá lleguen las vacaciones de verano pronto y todos los políticos se vayan y nos dejen tranquilos unos días, pues somos muchos los españoles que ya no podemos más de tanto cocido madrileño y de tanta crema catalana y necesitamos ponernos a régimen

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