Cobardía, violencia e inseguridad
Cada vez que en Europa se habla del problema de la inmigración, viene de la mano otro más grande e incontrolable: el terrorismo. Ya podrían decírselo a los británicos que ayer sufrieron otro atentado cuando aún no se habían repuesto del que sufrieron el 22 de marzo y que acabó con la vida de, entre otros, el agente Keith Palmer. El lunes, mientras la gente disfrutaba con Ariana Grande, Salman Abedi —para el ISIS, un mártir— enseñó al mundo el significado de la palabra cobarde; se inmoló matando a 22 personas y dejando a 59 heridos, entre los que abundan niños que solo querían ver a su ídolo. No sé si esto cambiará o no, pero quisiera decirles que con diálogo todo se consigue, no hace falta echar mano a las armas.— Guillermo Rothe López de Montenegro. Madrid.
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