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Tentaciones

Javier Gutiérrez:"Estuve deambulando entre yonquis y pasé desapercibido"

De policía tardofranquista en 'La isla mínima' a yonqui soñador en 'Plan de fuga'. El ganador del Goya 2014, nos cuenta cómo ha preparado uno de los papeles más extremos de su carrera

Rápido, el personaje de Javier Gutiérrez en Plan de fuga, solo aspira a dar un último gran golpe para dejarlo todo y curarse de sus adicciones en una playa perfecta. Este actor gallego de corazón, aunque nacido en Asturias, se conforma con un té verde y un poco de tranquilidad entre la vegetación de la estación de Atocha antes de lanzarse a la promoción del Festival de Málaga. Sonriente, educado, bromista y reflexivo, Javier bromea con el fotógrafo: "Estas fotos son muy Kurtz en Apocalypse now… ¡Pero no me saques mucha nariz!". Sabe que está en su mejor momento. Tras la riada de premios de La isla mínima encadena proyectos, desde la ambiciosa miniserie Lo que escondían sus ojos pasando por Los últimos de filipinas, Assassin’s creed, Vergüenza (la serie de Juan Cavestany y Álvaro Fernández-Armero para Movistar+)… y este particular Plan de fuga destinado a prolongar el gran momento del thriller nacional más oscuro.

¿Cómo venderías Plan de fuga a nuestros lectores? Es un thriller sobre un atraco en teoría perfecto, pero que luego no lo es... O sí, aunque no para todos. Nada es lo que parece. Se escapa del thriller adrenalítico. Es más una historia de personajes.

Tu yonqui de Plan de fuga es tan espeluznante como el de Christian Bale en The fighter, ¿te inspiraste en su trabajo para interpretar a Rápido? Vi muchas pelis de yonquis y esa fue una de ellas. El que hizo Javier Bardem en Días contados, el de Vicente Romero en Padre coraje… Hay muy buenas referencias. Y sobre todo, trabajar un personaje con una drogodependencia es dificilísimo, puedes caer en el estereotipo. Te puedes pasar... o no llegar. Uno de los retos de esta peli era hacer creíble este personaje. Hay que huir de lo acomodaticio. Mi personaje está colocado en pocas escenas, pero sí hay algo en la forma de hablar. Es algo muy físico, y el aspecto lo teníamos claro. Yo habría querido adelgazar mucho más, pero venía de otro trabajo y me fue imposible.

Creciste en Ferrol en los años más duros de la heroína. ¿Eso te ayudó para alcanzar una verosimilitud así? Yo soy hijo de los años 70 y 80, y viví en una zona muy castigada por el paro y la delincuencia, el barrio de Caranza. En mi mismo edificio vivían muchos chicos con problemas de drogas, que salían y entraban de la cárcel con una facilidad pasmosa. En este personaje hay un perfume de algún colega de aquella época. Pero también hice un trabajo de campo de deambular por la zona de Embajadores, donde hay mucho yonqui esperando las cundas, los coches que les llevan a los poblados a pillar heroína. Varias mañanas estuve ahí medio disfrazado... y pasé desapercibido. Esa era una buena señal (risas).

«Franco es un personaje que tiene algo guiñolesco, con esa voz atiplada, esos ademanes característicos, que lo hacen muy teatral»

Durante varios años hiciste menos cine y sí un par de series de mucho éxito. ¿Habrías cambiado la estabilidad económica que da la tele por los premios y los festivales? No has mencionado el teatro, que nunca he dejado de hacerlo. Es verdad que te da una estabilidad económica, no hay que olvidar que el 94% de los actores está casi en el paro. El otro día, en los premios del cine gallego, decían que el 60% de los actores y actrices gallegos viven en el umbral de la pobreza. Son cifras alarmantes, pero no cambio nada de lo que he hecho. La televisión es un medio que me encanta para contar historias... Me ha dado muchos regalos, aunque películas como La isla mínima son acontecimientos casi únicos en la vida.

Realizada con un LG G6
Realizada con un LG G6Davit Ruiz

Cuando estás en el rodaje de una película, ¿llegas a intuir si va a ser algo especial, como en el caso de La isla mínima? No, soy muy torpe para eso. Hace poco hablaba sobre un proyecto que tengo en televisión, y los productores decían que les olía a pepinazo, pero yo no tengo ese olfato. Estoy más pendiente de sacar el trabajo diario.

Has interpretado a Franco en dos ocasiones. Siendo ferrolano, como él, debe resultar cuanto menos curioso. Es un personaje que tiene algo guiñolesco, con esa voz atiplada, esos ademanes característicos, que lo hacen muy teatral. También corres el riesgo de pasarte, pero estoy contento con el resultado del trabajo.

¿Sigues pensando que se mira con recelo a los actores que venís de la comedia? Cada vez menos, y es una alegría. Tendrá que ver con que el trabajo en el cine ha disminuido... Pero hubo una temporada en que resultaba más complicado, y había una parte del cine que miraba así a los que veníamos de televisión. Ahora los grandes hacen cine, teatro, televisión...

Hace un tiempo te quejabas de que te miraban raro cuando ibas a un buen restaurante. ¿Crees que es un prejuicio hacia el gremio de los actores? Sí, tiene que ver con lo que hablábamos antes, con que hay muchísimo paro y ha habido una intoxicación por parte de algunos medios de comunicación sobre nuestro oficio. Desde el PSOE con la ceja, y ahora con Podemos, hay mucha ideología. Y sí, cierto clasismo. Se nos mira algo mal cuando vamos a un restaurante... de más de un tenedor.

Formaste parte durante años del grupo teatral Animalario, ¿entiendes la fijación que existe en algunos sectores hacia Willy Toledo? Es un tema complicado. Todo el mundo tiene que expresarse libremente. Antes que actores somos ciudadanos, y tenemos derecho a opinar. Yo estoy seguro de que Willy tiene razón en muchas cosas, pero a veces le pierde la forma. Y eso le da carnaza a cierto sector de la prensa, que indaga en lo que dice, en sus redes sociales, para sacar algún titular... Se le dio mucha estopa en su día sin derecho a réplica, ya no por su ideología, sino por su aspecto físico. Él sigue trabajando en teatro y en una serie en Argentina, y yo espero que muy pronto vuelva a tener trabajo en España, porque es un grandísimo actor.

Eres muy del Racing de Ferrol, pero también bastante cholista. ¿Qué escogerías entre el ascenso del Racing y la Champions del Atlético? (No duda) ¡Ascenso del Racing! Siempre hay que ir con los perdedores. Yo tengo alma de jubilado, de pensionista y de loser... Hay que ir con los pequeños y con los que sueñan en grande.

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