¿Cuáles son los pueblos madrileños más trotamundos?

Madarcos, el municipio con menos habitantes de la Comunidad de Madrid (47), y otro puñado de pequeños pueblos de la Sierra Norte de la región (La Hiruela, Horcajuelo de la Sierra, Horcajo de la Sierra-Aoslos y Robregordo) son algo así como los pueblos más trotamundos de la Comunidad. Porque son los que tienen, proporcionalmente a su población actual, más paisanos repartidos por otros países, según el Censo de Españoles Residentes en el Extranjero (CERA), recogido por elInstituto de Estadística de la Comunidad de Madrid.

Algunos se han ido en los últimos años, otros se fueron hace décadas, y la gran mayoría son descendientes de emigrantes que, pese a que en algunos casos ni siquiera han llegado a residir en España, tienen su nacionalidad. Pero todos ellos, si quieren inscribirse en el censo de las embajadas y consulados en el exterior, han de señalar un pueblo de origen. Comparando esos datos (hay 367.434 madrileños registrados), con los habitantes censados actualmente en cada pueblo, este artículo intenta esbozar cuáles son esos municipios más y menos errantes de la región (teniendo en cuenta que no todos los españoles en el extranjero se dan de alta en los registros oficiales). El resultado, que no trata de ser científico, refleja el número de personas que andan por el mundo sintiéndose originarios de un municipio madrileño por cada 100 habitantes actuales de esa localidad.

Así, encabezan el ranking, con una tasa de más de 10, esos pequeños pueblos de la Sierra Norte. Y entre todos ellos destaca, muy por encima de todos los demás, Madarcos, con 47 vecinos censados y 61 personas originarias de allí que están residiendo en el exterior. En las calles de este minúsculo municipio, los lugareños se mostraban incrédulos hace algunos días: “Eso tiene que estar mal”. Lo mismo repetían los trabajadores del Ayuntamiento, asegurando que la única familia que ha estado yendo y viniendo (en este caso de Alemania) es la de Fran, el actual responsable del bar del pueblo. “Pero 61, eso es imposible”, insistían.

“No hay ningún error. Las cifras son correctas”, responde de forma tajante un portavoz del Instituto Nacional de Estadística (INE), del cual dependen en origen los datos que maneja su organismo homólogo madrileño. “En toda esa zona hubo mucha emigración en los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado”, añade el mismo portavoz, señalando la más que posible procedencia de esos que fueron, y todavía se sienten, de Madarcos (o La Hiruela, Horcajuelo, Horcajo, Robregordo...).

De hecho, el 62% de los madrileños en el extranjero no han nacido en España. Los hijos de padre o madre españoles tienen automáticamente la nacionalidad y, además, la Ley de Memoria Histórica permite adquirirla a las personas “cuyo padre o madre hubiera sido originariamente español y a los nietos de quienes perdieron o tuvieron que renunciar a la nacionalidad española como consecuencia del exilio”.

Cifras altas en la capital

En general, son localidades pequeñas las que presentan tasas más elevadas: entre las 10 primeros, todas salvo una tienen menos de 135 habitantes. Esa excepción está justo en el lado opuesto, es la ciudad de Madrid, con una tasa de 9,8 personas en el extranjero por cada 100 vecinos actuales.

Entre los 30 primeros sí destacan, un poco más abajo en el listado, grandes municipios ricos de la zona oeste de la Comunidad de Madrid, con tasas entre 2,7% y 3,8%: Pozuelo de Alarcón, Majadahonda, Las Rozas, Villanueva de la Cañada y Torrelodones. Entre ellos, se cuela una gran ciudad al norte de la capital: Alcobendas (2,9%).

En el lado opuesto del mapa, con el color más claro que señala los municipios menos errantes, destaca la zona sureste de la región, también una de las más pobres, con una de las concentraciones mayores de tasas por debajo del 1%: Villaconejos, Villarejo de Salvanés, Valdarecete, Brea de Tajo, Tielmes, Carabaña...

En esta parte de la lista destaca, por su tamaño, Arroyomolinos (28.177 habitantes), uno de los municipios más jóvenes de la Comunidad (30,82 años) y cuya población se ha multiplicado por más de siete en los últimos tres lustros.