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Desarrolla una mentalidad de principiante, ¡rejuvenecerás!

Hazte preguntas y no te cargues tus ideas o las de otros con el primer comentario negativo que se te ocurra

Siempre existe algún compañero en el trabajo que se suele poner a la defensiva le digas lo que le digas. Vienes con una idea y se encarga de desmontarla sin indagar nada a priori. En cambio, hay otros que ante cualquier cosa, se muestran curiosos y sacan algún aprendizaje. Pues bien, ambos casos reflejan actitudes bien distintas y que condicionan el partido que sacamos a lo que nos ocurre.

Irenka Barud
La actitud de aprendizaje es la mentalidad del principiante y el interés por conocer otras realidades

El primer caso, refleja una actitud de protección, de miedo o de defensa, donde lo fácil es cargarse con mil y un argumentos cualquier cosa que suene a amenaza. Mientras, la segunda actitud, la que se muestra curioso, es la de del aprendizaje o la del principiante, aunque se tengan 90 años de edad. Ambas actitudes son posibles y lo que llama la atención es que cuando nacemos, de manera instintiva tenemos la del principiante y si no, recuerda qué hace un bebé de unos meses, que intenta tocar todo, explorar todo y tirar al suelo todo. Su objetivo es conocer y, por supuesto, aprender. Pero algo ocurre en el camino. Llegamos a adultos y vemos señales de peligro en un sinfín de cosas, aunque sea una idea inofensiva del departamento de al lado. Podemos decir que la culpa la tiene el colegio, la enseñanza o el profe Fulanito. Y seguramente, parte de razón tendremos. Pero dicho esto, no valen las excusas. Tenemos la capacidad de cambiar y de decidir qué actitud queremos desarrollar.

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Pues bien, si queremos desarrollar la mentalidad de principiante en un equipo, planteemos como regla de partida el fomentar el papel del principiante, hacer preguntas, no cargarnos las ideas con el primer comentario y desarrollar la curiosidad por el otro a través de objetivos compartidos (por ejemplo, se puede solicitar al que tanto critica que haga una presentación sobre el área que tiene enfilada, así al menos se preocupará de conocerlo más). Y si lo que queremos es fomentarla en uno mismo, paremos a pensar si estoy echando balones fuera o si me pongo en la actitud de “yo ya me lo sé todo”. Si hacemos eso, comencemos a utilizar preguntas para mostrar un interés sincero por el otro y a escuchar con mayor atención. Atrevámonos a cuestionarnos. ¿No podremos estar equivocados en algo? En la medida que despertemos la curiosidad en otros terrenos, podremos desarrollar nuestra mentalidad de principiante, que tanto nos rejuvenece por dentro.

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