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"Los criminales modernos no trafican, hacen cerveza artesana"

Kyle Monk

JAIME, alias Suspiros, El Suspiros o Güispers, según quién se refiera a él, es un detective privado con más de 20 años de experiencia recorriendo los bajos fondos. Está preocupado porque, de un tiempo a esta parte, los bajos fondos se han gentrificado. “Ya no hay calles oscuras donde se trapichea, hay terracitas de modernos. Y las antiguas tapaderas de negocios dudosos son locales de 100 Montaditos”, explica. Como detective, no sabe adónde ir a sacar información.

Las grandes ciudades siempre han tenido zonas peligrosas, donde la policía apenas se atrevía a entrar. ¿Tanto ha cambiado la cosa? Completamente. Antes, y por poner solo un ejemplo, Malasaña no era un sitio para pasear e ir de compras. Había mucha prostitución, mucho tráfico de estupefacientes. Ahora el tráfico es de bicis, segways y monopatines. Como detective, estoy desorientado.

Será que los bajos fondos se han desplazado a la periferia. A la periferia se han desplazado las familias de clase media que ya no pueden pagar piso en el centro. Y en el centro, insisto, solo hay hipsters y turistas. O turistas hipsters.

"Muelas, que mataba palomas con sus propias manos, se ha dejado barba y pone gin-tonics en un gastrobar".

Usted tenía informadores, gente de moral distraída a la que sonsacaba chivatazos. ¿Dónde están? El drama es que no se han movido de sitio, ellos mismos se han gentrificado. Joe, Muelas, que mataba palomas con sus propias manos, que yo lo he visto, y solo por el placer de ver las plumas planear en el aire, ahora se ha dejado barba y pone gin-tonics en un gastrobar.

La parte buena es que ya no delinque. Lo dice porque no ha visto las mariconeces que le echa a los gin-tonics.

Y todos esos criminales que acabaron en la cárcel gracias a sus pesquisas y que ahora salen a la calle, ¿adónde van? Pues como yo. Algunos logran integrarse en la sociedad, y eso quiere decir que se ponen pantalones pitillo, se abren cuentas en Instagram y hacen su propia cerveza. Un drama.

Echa de menos los bajos fondos. Echo de menos la sensación de ir por la calle y que te puedan apuñalar en cualquier momento. Ahora, voy con la impresión de que me puede parar un gilipollas para decirme: “Se te ha caído una sonrisa. ¿Tienes cinco minutos para que te hable de no sé qué mierda solidaria?”.

"He visto criminales quitarse tatuajes chungos de la espalda y sustituirlos por frases como “Life is Good”.

¿Ha pensado en rendirse y montar una tienda de quesos o de vinilos? Ni hablar. Esta vida no es para mí. He visto criminales quitarse tatuajes chungos de la espalda y sustituirlos por frases como “Life is Good” o “Enjoy the Moment”. Y es legal, totalmente legal. El día que me mire al espejo y me haya convertido en uno de estos mamarrachos, el día en que me oiga a mí mismo decir cosas como “La tira de peña le está dando al like” o “Tenemos que reagendar el Skype porque ese día tengo una cata de vinos”, yo mismo me pegaré un tiro.

Hemos vivido épocas más duras, no me lo puede usted negar. Es verdad que en los ochenta hubo mucha droga en la calle. Pero es que ahora tu hijo puede salir una tarde por Fuencarral y acabar de creativo publicitario en una agencia. Los bajos fondos hoy en día están en las barbas de los hipsters.

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