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CLAVES
Columna
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Geometría variable

La amenaza de unas elecciones anticipadas pende sobre las cabezas de los líderes, incitándoles a limitar el mestizaje

Jorge Galindo
Pedro Antonio Sánchez, presidente del gobierno murciano y sus consejeros.
Pedro Antonio Sánchez, presidente del gobierno murciano y sus consejeros. EUROPA PRESS

Tras el tsunami electoral de 2015-2016, la fragmentación abría dos escenarios extremos: por un lado emergía la posibilidad de consensos basados en el mestizaje, pero por otro los fuertes incentivos de los partidos para diferenciarse y conectar con sus bases dibujaban una amenaza de bloqueo. Hoy, sin horizonte electoral y con las nuevas formaciones asentándose en sus escaños, parece que el equilibrio puede terminar en un punto intermedio.

Las últimas semanas dejan interesantes ejemplos de acuerdos coloridos: una proposición de ley por una renta mínima apoyada por el PSOE, Podemos, el resto de la izquierda y los nacionalistas frente al Gobierno y su principal socio; la dimisión del presidente de Murcia forzada por el miedo a un pacto alternativo entre socialistas, Ciudadanos y el partido morado, y una posible aprobación presupuestaria que, al estilo de los viejos Gobiernos minoritarios, una a un Gobierno conservador y centralista con nacionalismos periféricos a través de la redistribución territorial.

Pero no hay que dejarse llevar demasiado por los acontecimientos recientes. La amenaza de unas elecciones anticipadas pende sobre las cabezas de los líderes, incitándoles a limitar el mestizaje por si sus votantes tienen que volver a las urnas. Algunos, hoy en el PSOE y ayer en Podemos, se enfrentan a conflictos internos que limitan sustancialmente su campo de acción. Más aún: las diferencias ideológicas entre los partidos siguen siendo grandes, y se mantienen en un solo eje de competición profundamente marcado por la polarización.

De hecho, en un segundo vistazo cabe sospechar de la sinceridad de los partidos a la hora de cerrar algunos de los acuerdos. Algunos, como el del presupuesto, están en el aire; otros, como en Murcia, ni siquiera han tenido que hacerse oficiales para tener el efecto deseado. ¿Se habría llegado, o se llegará, hasta las últimas consecuencias, o se trata sólo de faroles facilitados porque todos los actores en liza sabían (o esperaban) que, finalmente, no sería necesario mostrar todas sus cartas?

La nueva geometría variable nace frágil, y quizás es un espejismo. @jorgegalindo

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Sobre la firma

Jorge Galindo
Es analista colaborador en EL PAÍS, doctor en sociología por la Universidad de Ginebra con un doble master en Políticas Públicas por la Central European University y la Erasmus University de Rotterdam. Es coautor de los libros ‘El muro invisible’ (2017) y ‘La urna rota’ (2014), y forma parte de EsadeEcPol (Esade Center for Economic Policy).

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