_
_
_
_
Tentaciones

Hombres, esta es la serie documental que puede hacer que dejéis de ver porno

'Hot girls wanted: turned on', producido por la actriz Rashida Jones, nos muestra la perspectiva real de tres chicas jóvenes que intentan entrar en la industria del porno

"No hablarás en serio". Rashida Jones se detiene —estaba pelando, de forma nada trepidante, una naranja— cuando le digo que el bizarre porn es muy popular en Alemania. Nos hemos citado con ella en Berlín para hablar de Hot girls wanted:Turned on , la serie documental sobre porno amateur que la actriz acaba de producir para Netflix.

La primera pregunta es casi obligada: ¿Qué lleva a la intérprete de series cómicas como Parks and recreation y The office a adentrarse en la industria del porno casero? "Para mí, el audiovisual mainstream y el cine para adultos tienen muchas similitudes", contesta Rashida. "Para empezar, ambas industrias se han encargado de perpetuar unos estándares de belleza que nada tienen que ver con la realidad. Tanto Hollywood como el porno marcan la manera en la que nos comportamos. En el caso concreto del porno, tiene un impacto tremendo en cómo llevamos a cabo nuestras prácticas sexuales", alerta. "El problema es que la gente no quiere hablar de sus hábitos pornográficos".

Rashida, que aparece en los créditos de Hot girls wanted: turned on como productora, no es solo un nombre que Netflix esté utilizando como reclamo para atraer público al documental; ya en 2013, firmó un artículo en el que alertaba sobre la 'pornificación' de la música y, por extensión, de la cultura pop. En 2017, con un Presidente de Estados Unidos que habla de "coger a las mujeres por el coño", Rashida cree que esa 'pornificación' también se ha instalado en la esfera política. "La hipersexualización de nuestra sociedad es lo que ha creado a un personaje como Donald Trump", asegura. "Estoy acostumbrada a los tacos, porque mis padres maldicen como si fuesen camioneros, pero en el caso de Trump estamos hablando de alguien que fetichiza a las mujeres con su lenguaje; está normalizando que se nos utilice como objetos", defiende la actriz. "No creo que Trump haya tratado realmente con mujeres, no me ha dado ninguna razón para creer que entiende cómo es una mujer de verdad", añade.

"Hay una desconexión absoluta entre cómo actúan las chicas en el porno y cómo se sienten"

Desde esta óptica netamente feminista, Rashida se sintió atraída por Hot girls wanted: turned on desde el mismo momento que sus directoras, Jill Bauer y Ronna Gradus, le presentaron un primer teaser. "Me pareció un acercamiento al porno muy sincero y personal", recuerda. "Hot girls wanted:turned on no es una película de explotación, sino más bien un reportaje de corte intimista". La serie documental, que narra las experiencias de tres chicas jóvenes adentrándose en la industria pornográfica, respondía a muchas de las inquietudes de Jones. "La sexualidad femenina y cómo ésta se utiliza, justamente, para sexualizarnos a nosotras, es algo en lo que tengo mucho interés; pero Hot girls wanted: turned on va más allá: es una película que habla sobre las expectativas que manejan las jóvenes americanas, y en cómo éstas se traducen en las decisiones que toman".

Hot girls wanted: turned on, remarca Rashida, no viene a demonizar al porno, ni tampoco a sus consumidores. "Sí que veo un problema en que cierto tipo de vídeos los estén consumiendo niños pequeños", añade. "Los críos entran en Internet y, sin ni siquiera acceder a una web pornográfica, los bombardean con anuncios del tipo teen abuse, con unas imágenes supergráficas. Hay toda una generación que está descubriendo el sexo por primera vez a través del porno ultraviolento", señala Rashida. "Me preocupa que, cuando la concepción de lo que significa 'sexo' todavía no ha sido asimilada, alguien descubra un vídeo de abuso facial", dice, de un subgénero con el que la película, en una de sus escenas, muta del género documental al cine de terror. "Hay una desconexión absoluta entre cómo actúan las chicas en los vídeos y en cómo se sienten por dentro". Hot girls wanted:turned ones, de forma descarnada, una crónica de dicha desconexión.

"La hiper-sexualización de la sociedad ha creado a un personaje como Trump"

Cuando me doy cuenta, solo nos queda un minuto de charla; me temo que no voy a tener tiempo de preguntarle a Jones si ha oído hablar de porno feminista. Para mi sorpresa, cuando gasto mi último cartucho preguntándole por qué cree importante que cada vez haya más mujeres produciendo y dirigiendo sus propios films, Rashida me empieza a hablar de Erika Lust. "Su trabajo tiene unos propósitos feministas clarísimos", dice de la pornógrafa sueca afincada en Barcelona. "Erika, viendo que el porno existente no la representaba, decidió crear un erotismo artístico que reflejase los verdaderos deseos sexuales de las mujeres. Eso se enfrenta a ese porno violento que solo quiere representar fantasías masculinas; hace que la balanza se equilibre", expone Rashida. "Una de las claves de que el cine de Lust tenga tanto éxito es que su equipo está íntegramente formado por chicas", termina la actriz. "Sean convencionales o pornográficas, si queremos hacer películas con las que realmente exponer nuestro punto de vista, tiene que haber mujeres detrás de las cámaras. Tenemos que ser nosotras las que elijamos dónde poner la tensión".

Rashida total

Hija del afamado compositor Quincy Jones, Rashida es conocida sobre todo por sus papeles en Parks and recreation o la versión estadounidense de The office. En los últimos años, la actriz también se ha dedicado a escribir y apadrinar producciones propias: suyo es el guión de, por ejemplo, la 'woodyallenesca' Esposos, amantes y amigos, coescribió un capítulo de Black mirrror y ha hecho lo propio con el de la siguiente entrega de Toy Story. Que haya decidido dar el salto y ponerse tras las cámaras tiene una explicación: estaba harta de que le ofreciesen "papeles de mierda", así que, ¿por qué no crearse unos a medida? También publica su propio cómic, Frenemy of the state. •

Hot girls wanted:turned on se puede ver en Netlifx.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_