Son las 5 de la tarde y el comedor está casi vacío. Al fondo una mesa que espera la cuenta mientras termina el último trozo de tarta casera que tanto gusta a los clientes. María, la dueña del restaurante, entra en la cocina para hacer inventario y un día más ve que queda comida en los pucheros. Hoy sobraron lentejas, paella y su plato estrella, albóndigas estofadas. "¡Ay, pero qué difícil es cocinar cada día la cantidad exacta de comida que van a pedir los clientes!", piensa María al tiempo que recoge la cocina y asume resignada que buena parte de esa comida acabará, como casi todos los días, en el cubo de la basura.
Historias como la de María suceden a diario en la mayoría de los restaurantes y comercios de alimentación de nuestro país. Calcular con exactitud las raciones de menú del día a cocinar, la bollería y el pan a hornear, o conocer con precisión las frutas y verduras que se van a vender antes de que pierdan ese brillo que tanto gusta a los clientes, es del todo, una misión imposible.
Son muchos los locales del sector hostelero y de venta de alimentos que se ven obligados a desperdiciar comida en perfecto estado a diario. Por otra parte, hay mucha gente en nuestro país que sabe el coste económico, social y medioambiental que este desperdicio innecesario conlleva y que les encantaría evitarlo. ¿Por qué no ponerles en contacto?
Buscando respuesta a esa pregunta nace Ni las Migas, una aplicación móvil con geolocalización en la que los responsables de los establecimientos de comida ofrecen, a precios mucho más bajos, los menús/productos que no hayan conseguido vender al final del día con el fin de evitar su pérdida y sacar un último rendimiento económico. Los usuarios de NiLasMigas, también llamados migueros, desde sus teléfonos móviles consultan las ofertas activas de los establecimientos más cercanos, reservan y recogen, dentro del horario acordado, la comida a un precio muy inferior al original.
La aplicación ha sido desarrollada por cuatro chicos españoles con una motivación que va mucho más allá de la ilusión de emprender un proyecto empresarial y es la de reducir, en la medida de lo posible, el desperdicio de alimentos.
Según el último informe publicado por la FAO sobre los efectos del despilfarro alimentario a nivel mundial, "hasta un tercio de todos los alimentos se estropea o se desperdicia antes de ser consumido por las personas", que traducido a cifras, alcanza la escalofriante cantidad de 1.300 millones de toneladas de comida desperdiciada. Este panorama no es solamente insostenible, pero sobre todo es inmoral en un mundo donde 800 millones de personas pasan hambre.
Por desgracia, las consecuencias del despilfarro de comida no está exclusivamente ligada a la falta de alimentos sino que también representan "un desperdicio de los recursos e insumos utilizados en la producción, como tierra, agua y energía, incrementando inútilmente las emisiones de gases de efecto invernadero" (FAO, 2011). "Para ponerlo en perspectiva, si el desperdicio de comida fuera un país, sería el tercer mayor emisor de CO2 del mundo, por detrás de EE UU y China" nos explican los chicos de NiLasMigas en unos de los posts de su blog.
Es más que evidente que el despilfarro de comida supone un problema de talla mundial, y que requiere no solo de la actuación de Gobiernos e instituciones, sino también de productores, distribuidores, minoristas y consumidores. Todos ellos, desde sus diferentes enfoques sobre el problema, son capaces de generar soluciones y mejorar la situación actual.
Así es como NiLasMigas llega a España. La aplicación nace con el ambicioso objetivo de reducir el desperdicio de alimentos actuando en el último eslabón de la cadena de suministro, el de los minoristas y los consumidores finales, y es que genera valor en tres dimensiones: para los comerciantes/establecimientos, para los clientes y para el planeta.
Para los establecimientos adheridos, además del valor incalculable de su contribución a la reducción del despilfarro de alimentos, la ventaja principal es convertir en ganancias lo que iban a ser pérdidas, al generar beneficios con los productos que de otro modo serían pérdidas. Incluso les permite conseguir ventas complementarias durante la recogida del producto reservado. Además de ello, la publicidad que NiLasMigas hace de los establecimientos permite atraer a nuevos consumidores.
Desde que la aplicación fue lanzada en Madrid el pasado mes de enero, se han adherido más de 30 establecimientos repartidos por toda la ciudad y ha sido descargada por más de 2.200 usuarios. Es el comienzo de una gran iniciativa que contribuye a la noble causa de reducir el desperdicio alimentario, generando valor para los comercios, para los clientes y para el planeta.
Con NilasMigas, no solo gana la señora María vendiendo sus albóndigas estofadas en lugar de tirarlas al cubo de la basura, también quien las disfrute en casa esa noche o en el tupper al día siguiente en el trabajo. Con las NilasMigas ganamos todos.
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