Estamos contigo, Perú

El viernes 17 de marzo, el presidente de Perú, Kuczynsky, ordenó a todos sus ministros que, de acuerdo con el programa que había trazado su Oficina, se olvidaran de sus agendas y se desplazaran sin demora a visitar las zonas mas afectadas por el llamado fenómeno del "Niño costero", lluvias torrenciales que -como ocurriera en 1992 y en 1997- están dejando al país andino sumido en la desesperación. En la mitad de las regiones del Perú se ha decretado situación oficial de emergencia y el país entero sufre, una vez mas, los embates de la tragedia: un centenar de muertos y desaparecidos, casi quinientos heridos, centenares de miles de damnificados y de viviendas destruidas, ciudades sin abastecimiento de agua potable, campos de cultivo arrasados, miles de kilómetros de carreteras inutilizados, puentes caídos y centenares de obras publicas destruidas por la fuerza de los "huaicos", las imparables avalanchas de agua, lodo y piedras que destruyen cuanto encuentran a su paso. Piura, Lambayeque, Ica, Libertad y Loreto son las regiones mas castigadas y, al parecer, las lluvias seguirán algunas semanas hasta bien entrado abril...

El mismo viernes 17 de marzo, dada la magnitud de la catástrofe que sufre buena parte del país, el Congreso suspendió hasta nueva citación la comparecencia del vicepresidente y ministro de Transportes, Martín Vizcarra, investigado -como otros muchos y relevantes políticos en Latinoamérica- por el affaire de los sobornos y coimas de la constructora Odebrecht. Un Congreso dominado por el partido Fuerza Popular, fujimorista, con 72 diputados del total de 130 que integran las diferentes bancadas, y el Gobierno de Kuczynski, que gano a Keiko Fujimori las elecciones presidenciales hace menos de un año y está obligado a pactar y negociar sin descanso porque solo tiene el apoyo directo de los 17 diputados de “Peruanos por el Kambio” (PKK).

El fenómeno del "Niño costero" esta golpeando duramente a Perú y buena parte de los recursos públicos disponibles deban destinarse a la reconstrucción de las zonas afectadas, tarea para la que, con inmediatez, se han destinado mil quinientos millones de soles, 450 millones de dólares. Se necesitaran miles de millones para ayudar al Perú, para recomponer sus infraestructuras, para dar techo a las personas que lo han perdido todo. Los medios se hacen eco de las preferencias ciudadanas: que se reparen los daños, por ejemplo, antes de que se celebren los Juegos Panamericanos de Lima, previstos para 2019 y con retrasos notorios en sus infraestructuras. En el Congreso y en la calle, como el presupuesto no alcanza para todo, se discute la pertinencia de gastar dinero en los Panamericanos o destinar esos fondos públicos a la reconstrucción del país, y el debate no ha hecho mas que empezar.

Mientras, Perú sigue avanzando, aunque el "Niño costero" vaya a suponer que el país no crezca en marzo, y que ralentice el incremento de su PIB en 2017, que se esperaba en línea con los 3.6 puntos que creció en 2016, con una inflación contenida del 3,1 %. Sin deudas (solo el 6% de deuda neta sobre el PIB), con empleo creciente y con o sin emergencias, el país andino lucha contra la corrupción, la desigualdad y la pobreza que, según Estadística, ha descendido al 13,8 en la zona costera aunque ronda el 30% en la sierra y en las zonas selváticas.

Se necesitarán miles de millones para  recomponer sus infraestructuras y para dar techo a las personas que lo han perdido todo

Los peruanos creen en un futuro mejor, pero no tanto por los aciertos de sus políticos cuanto porque están viviendo una situación/oportunidad que solo se da muy escasamente en la vida de los pueblos: el llamado "bono demográfico", mas de diez millones de sus habitantes, un tercio de su población, tienen menos de dieciocho años y todo el futuro por delante. Muchas instituciones nacionales e internacionales se afanan para que los poderes públicos inviertan en sanidad y educación, en formar a esos niños y jóvenes peruanos que en los próximos años deben tomar las riendas del país.

Perú nos reclama ayuda. Es una nación hermana y su tragedia es también la nuestra. No podemos caer en la que Francisco llamó la "globalización de la indiferencia": en un mundo tan intercomunicado, la falta de respuesta ante estímulos tan poderosos como ayudar a los que lo precisan; y eso se llama solidaridad, una obligación cuando vivimos en comunidad y una exigencia que esta contemplada en el art. 29 de la Declaración de Derechos Humanos. Además de hacer algo y pronto, toca unir nuestra voz al canto del tenor Juan Diego Flórez para decir "Contigo Perú".

Juan José Almagro es vicepresidente del Comité Español de UNICEF

juanjosé.almagro@gmail.com