El ‘mail’ como prueba
El mail, como prueba de cargo, me parece muy endeble. Los emisores o los receptores pueden ser perturbados, malintencionados, ingenuos, o simplemente unos bromistas. Aparte de lo fácilmente manipulables que son. Por ello, respecto a la imputación de la cúpula del Banco de España en tiempos de Zapatero, a mí también me parece que el valor probatorio de los correos electrónicos es nulo. Tras la imputación del exgobernador del Banco de España, el disparate nacional tiene una nueva modalidad: los correos electrónicos. Mails de broma, subidos de tono, de amor, de desahogo, para tocarle las narices al destinatario, de corta y pega, impulsivos, exprés, devueltos, no entregados, mails, mails, mails... Urge ya una jurisprudencia clara sobre su valor. Para dar validez a las grabaciones telefónicas hay mucho rigor, mientras que con los mails cualquiera vale para destruir el prestigio de las personas. Y de las instituciones.— José Luis Gardón. Madrid.
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