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Rocco Ritchie trabaja como ‘mantero’ para Adidas

El hijo de Madonna repite como modelo para la colección de Alexander Wang, que hace un guiño a la estética de las imitaciones baratas

Rocco Ritchie para Adidas Originals.
Rocco Ritchie para Adidas Originals. Instagram

En su último trabajo como modelo para Adidas Originals y el diseñador Alexander Wang, Rocco Ritchie, el hijo de Madonna y el director de cine Guy Ritchie, posa con una pila de pantalones y chaquetas de chándal sobre una manta y sujetando una bolsa de la basura que, presumiblemente, contiene más mercancía. Si uno mira de cerca, observa que incluso la bolsa está estampada con diminutos logos de Adidas.

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Con esta imagen, que anuncia su segunda colaboración con el diseñador —la primera se puso a la venta el pasado septiembre y se agotó en cuestión de horas— la rama más experimental de la marca deportiva remite a los manteros que venden imitaciones de Adidas en cualquier capital del mundo y juega a borrar la frontera entre lo falso y lo auténtico, igual que hizo Vetements hace unos meses cuando produjo una colección completa de “falsos oficiales” y la puso a la venta en un inmenso garaje de Seúl.

Juergen Teller se ha encargado de fotografiar de nuevo la campaña, en la que también aparece Hanne Gaby Odiele, la modelo belga que recientemente se declaró intersexual y Binx Walton, favorita de Céline y Marc Jacobs. Junto con Ritchie y otros miembros de la muy instagramizada pandilla de Alexander Wang, posan arrastrando la ropa por las calles de Nueva York en bolsas de la basura, mantas y carritos de supermercado. En otra de las imágenes, las chaquetas están colocadas sobre una verja en plena calle, como se suelen ver cerca de Canal Street, en Chinatown, donde se concentra la venta de productos falsos hechos en Asia.

Las prendas de la colección, titulada Flip Pack, tienen las costuras del revés y el famoso logo torcido y dado la vuelta, lo que las hace instantáneamente reconocibles para los cazadores de rarezas. Este miércoles se pondrá a la venta tan solo en siete tiendas del mundo —entre ellas, Colette, en París, Dover Street Market, en Tokio, y Barneys, en Nueva York— y lo más probable es que en apenas horas aparezcan reventas en Internet con el precio multiplicado, como suele suceder con estas colecciones en las que el número muy limitado de productos forma parte de la estrategia de promoción.

Adidas puede permitirse jugar con su logo y su imagen de marca en esta colección destinada a fanáticos y enterados de la moda, y hacer de paso un guiño a todos los coleccionistas de productos falsos (existe incluso una tienda de localización secreta en Nueva York que vende zapatillas “Nike para Adidas”), pero lo cierto es que la multinacional alemana mantiene carísimos esfuerzos legales para frenar una industria, la de las imitaciones, que le cuesta cientos de millones de euros al año. En 2015, consiguió que se cerrasen 300 páginas web de ese mercado paralelo, con nombres como AdidasFactoryStore o YeezyBoost. Y hace unos meses ganó demandas contra Bally por vender zapatillas con tres rayas en el lateral y contra Skechers por copiar un tipo de suela patentada que utilizan en sus modelos de running.

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