Ante la inmigración, humanidad
¿De verdad las deportaciones y las fronteras cerradas son las soluciones más adecuadas para el problema de la inmigración? Parece como si nos hubiéramos olvidado de que lo que empuja a la gente a huir son las malditas guerras, el hambre, la pobreza, la muerte. En la mayoría de los casos, se trata de gente que deja su país en busca de mejores condiciones de vida y nuevas oportunidades. Pero el paso está cerrado. Esto no quiere decir que se haya de anular completamente la defensa y la seguridad en las fronteras. La tarea fundamental de los Gobiernos es la de mantenerse “humanos” sin renunciar a sus medidas de seguridad, ni tampoco a las sociales y económicas, especialmente en este momento tan difícil. No podemos permitir que el grave y espinoso problema del terrorismo y de la violencia que engendra nos convierta en luchadores contra el fenómeno de la inmigración. Como dijo el papa Francisco en la misa oficiada en la frontera entre México y Estados Unidos, “siempre hay tiempo para cambiar, siempre hay salidas, siempre hay una oportunidad”.— Lucia Palaia y Francesca Richermo. Génova (Italia).
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