peSeta, exploradora de telas
A TRAVÉS DE las telas que Laura Martínez utiliza en sus diseños se puede viajar por medio mundo. En uno de sus bolsos es posible encontrar la elegancia de los estampados japoneses mezclada con un floreado brasileño y un llamativo motivo geométrico de Guinea Ecuatorial. El estilo parcheado es la seña de identidad de peSeta, la marca creada por esta gijonesa de 38 años. La primera tienda que abrieron en Madrid, en la calle del Noviciado, ya ha cumplido una década. Para celebrarlo, el pasado mes de octubre inauguraron una boutique en la calle de las Huertas en la que además de vender sus productos dan cabida a otras firmas independientes y pequeñas como la suya. El éxito les ha llevado a permanecer abiertos incluso los domingos.
A Laura siempre le ha gustado coser. Aprendió lo básico de su abuela, pero se considera una “costurera freestyle”. Empezó utilizando su afición a las telas y los pespuntes para hacer regalos a sus amigos y para fabricarse todo aquello que necesitaba y no encontraba en las tiendas normales. Desde una funda para el pasaporte a una bolsita para las cuerdas de su guitarra eléctrica. “En realidad, peSeta es el conjunto de cosas que quiero y no encuentro”, resume en su local de la calle del Noviciado. Lleva un metro de costura alrededor del cuello y luce una camisa azul marino con un estampado de grullas, fruto de una colaboración con el Museo del Traje en la que recrearon telas de quimonos de principios del siglo XX. El espacio rezuma color. En el escaparate hay una hilera de calcetines diseñados por ilustradores y artistas como Aitor Saraiba y Nuria Mora. De la pared cuelgan bolsos y mochilas. Al fondo, en unas estanterías, se amontonan los retales. Algunos los ha traído la diseñadora de sus viajes; otros, como el estampado de mapamundi, un clásico de la casa, se fabrican en España.
El detonante de peSeta se produjo tras un viaje a Nueva York en 2003. Allí Laura descubrió un mundo, el del DIY (“Do It Yourself”, “Hazlo tú mismo”), que, según cuenta, por aquel entonces no se había desarrollado en España. “Ahora hay mercadillos de artesanía en cualquier ciudad. Entonces no había ninguno”, explica. La diseñadora regresó a Madrid dispuesta a convertir su afición en negocio. Encontró un taller en el que le cosían los primeros bolsos y carteras, y durante un tiempo combinó peSeta con empleos puntuales de publicista (su carrera de formación), camarera o profesora.
La primera gran inversión que afrontó fue la web. “Ahora parece surrealista, pero entonces ningún banco te ofrecía el servicio del pago con tarjeta y el 95% de los pedidos eran contra reembolso”, recuerda Laura, que siempre pensó que Internet era la mejor manera de dar su marca a conocer. Su teoría pareció confirmarse en 2008 (dos años después de abrir la primera tienda), cuando la firma estadounidense Marc Jacobs les ofreció hacer una colaboración, una serie limitada de gorras. Desde entonces, han trabajado juntos en seis proyectos más. Los retales de peSeta han llamado la atención de compañías como Ikea, Mahou, Nintendo o de la Berlinale (llevan años creando la bolsa oficial del festival alemán). Ahora el equipo está formado por ocho personas y fabrican desde ropa hasta lámparas.
Además, desde 2010 imparten talleres de costura en su sede de Noviciado. También tienen un curso de gestión de empresas creativas en el que condensan todas las lecciones aprendidas en esta década de ensayos, errores y éxitos. La autoproducción está en el ADN de Laura Martínez hasta tal punto que, cuando algún cliente entra en peSeta y le confiesa que no puede permitirse comprar algo, ella le anima con una sonrisa: “Pues háztelo tú mismo”.
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